Nueva Delhi (Prensa Latina) Afganistán culmina el año 2021 con 24 millones de personas enfrentadas al hambre aguda, según las evaluaciones del Programa Mundial de Alimentos (PMA) que calificaron de crítica la situación en esta nación centroasiática.
Hasta 8,7 millones de afganos están en estado de emergencia previo a la entrada del invierno, alertó el programa de la Organización de las Naciones Unidas en un informe que señaló como causas la combinación de la sequía y el colapso económico del país.
Entre tanto, el sistema bancario puede colapsar en unos meses, advirtió un informe del Programa de la ONU para el Desarrollo (PNUD).
La quiebra de los bancos y el consiguiente impacto social supondrían un enorme coste para Afganistán, subrayó el reporte, e instó a solucionar el problema para mejorar la limitada capacidad de la producción nacional.
La liquidez monetaria es otro dilema, pues el país dependía en gran medida de los ahora interrumpidos envíos físicos de dólares estadounidenses.
Desde el ascenso al poder del movimiento Talibán, Afganistán está inmerso en una crisis humanitaria y necesita ayuda internacional urgente, concuerdan los analistas.
SECUELAS DEL FRACASO DE WASHINGTON
El grupo armado conquistó Kabul a mediados de agosto pasado, mientras Estados Unidos y la OTAN retiraron sus tropas tras 20 años de ocupación militar y billones de dólares en gastos de guerra, con saldo de miles de civiles muertos.
Actualmente, el país está más pobre que hace dos décadas, con cinco millones de desplazados internos y 24 millones de habitantes amenazados por el hambre.
En ese sentido, el ministro em funciones de Asuntos Exteriores de Afganistán, Amir Khan Muttaqi, pidió en una carta al Congreso de Estados Unidos la liberación de los activos del banco central del país, en vista de que tras la firma del Acuerdo de Doha “el Emirato Islámico de Afganistán y Estados Unidos ya no están en conflito”.
Señaló que si dicha situación prevalece podría convertirse en una causa de migración masiva en la región y el mundo, lo cual creará más problemas humanitarios y económicos para la comunidad internacional.
La congelación de los activos afganos y las sanciones de Estados Unidos dañan los sistemas de salud, educación y otros servicios civiles del país.
La Casa Blanca bloqueó nueve mil 400 millones de dólares de esos fondos, empeorando la situación nacional, mientras los precios de los alimentos y del combustible se duplicaron en momentos en que cientos de miles de personas se quedaron sin trabajo y las actividades financieras cayeron drásticamente.
A la par de Washington, el Banco Mundial bloqueó las cuentas de los proyectos de desarrollo en Afganistán y el Fondo Monetario Internacional suspendió el acceso afgano a sus recursos, incluidos 440 millones de dólares en reservas monetarias.
Por otro lado, el sector sanitario del país lucha contra una grave crisis, mientras la ayuda proporcionada por la comunidad internacional fue suspendida.
Los trabajadores de la salud siguen sin cobrar sus salarios desde hace meses, mientras algunos de sus centros dejaron de funcionar ante la reducción de los suministros médicos.
En medio de todo esto, alrededor de tres millones 200 mil niños sufrirán desnutrición aguda para fines de año, mientras un millón de ellos corre el riesgo de morir a medida que bajan las temperaturas.
La portavoz de la Organización Mundial de la Salud Margaret Harris apuntó que el mundo no puede dar la espalda a Afganistán mientras las temperaturas nocturnas caen por debajo de cero grados centígrados provocando que los ancianos y los jóvenes sean más susceptibles a otras enfermedades.
Considerado el séptimo país más pobre del mundo, la ayuda externa es primordial ante sus perspectivas económicas muy sombrías, sobre todo con cinco millones de desplazados internos.
Según el Fondo de la ONU para la Infancia (Unicef), las necesidades de los niños y las mujeres aumentarán en medio de uma grave sequía y la consiguiente escasez de agua, la pandemia de Covid-19 y la llegada del invierno, en un país con ingresos de menos de dos dólares al día para el 90 por ciento de su población, primer lugar global en mortalidad infantil.
Millones de personas necesitan servicios esenciales, como atención de salud, campañas de vacunación contra la poliomielitis y el sarampión, nutrición, protección, refugio, agua y saneamiento.
Igualmente, el PNUD advirtió que el 97 por ciento de la población afgana corre el riesgo de caer por debajo del umbral de la pobreza.
HISTORIA DE LA DEBACLE
Estados Unidos apresuró la retirada de tropas de Afganistán para dejarlo en peores condiciones económicas, sociales y sanitarias que las de 2001, cuando se produjo la invasión so pretexto de una supuesta cruzada antiterrorista.
Las grotescas imágenes de la desorganizada y forzosa evacuación de tropas y personal civil del aeropuerto internacional de Kabul todavia son muestra de la derrota y el fracaso de la intervención de Washington, patentizado en un patético ataque con drones que mató a varios miembros de una misma familia, incluyendo a seis niños.
El movimiento Talibán declaró el fin de las hostilidades en Afganistán después que el presidente Ashraf Ghani huyó del país, mientras su ejército de 300 mil hombres entrenado y equipado por Estados Unidos se desmoronó ante la ofensiva de los fundamentalistas radicales islámicos.
Con los talibanes en el poder nuevamente en Kabul muchos afganos temen el regreso del severo régimen, cuyo primer periodo entre 1996 y 2001 cometió todo tipo de abusos, sobre todo contra las mujeres, las niñas y las minorías étnicas.
Los talibanes dominan el país tras una guerra que costó más de dos billones de dólares al contribuyente estadounidense, casi tres mil bajas de soldados norteamericanos y 20 mil heridos, la muerte de 250 mil civiles afganos y el éxodo al exterior de 11 millones de refugiados mientras cinco millones de personas quedaron desplazadas en el territorio nacional.
En otro orden, tras tomar el control de Afganistán, los talibanes afirmaron que la seguridad «estaba garantizada» pues el país salió del «atolladero de la guerra», pero una serie de atentados perpetrados demuestran lo contrario.
Desde la llegada al poder de los muyahidines ocurrieron varios ataques acreditados por terroristas del Estado Islámico de la provincia de Khorasán (ISIS-K), entre ellas las explosiones en el aeropuerto internacional de Kabul, que causaron más de 180 personas muertas y cientos de heridos.
DIÁLOGO REGIONAL DE SEGURIDAD EN ARAS DE LA PAZ
Un Diálogo Regional de Seguridad celebrado en Nueva Delhi, entre India, Rusia e Irán más cinco países de Asia Central, subrayó su firme apoyo a un Afganistán pacífico, seguro y estable, y al respeto a su soberanía, unidad e integridad territorial no injerencia en sus asuntos internos.
La cita contó con la participación de los asesores y secretarios de Seguridad Nacional de India, Irán, Kazajstán, República Kirguisa, Rusia, Tayikistán, Turkmenistán y Uzbekistán, quienes condenaron los atentados terroristas en varias ciudades y subrayaron que Afganistán no debe ser usado para albergar, entrenar, planificar o financiar actos terroristas.
Las partes remarcaron la necesidad de un gobierno inclusivo que represente la voluntad de todo el pueblo afgano, incluidas las principales fuerzas etnopolíticas del país en aras de la reconciliación nacional y la importancia de garantizar los derechos fundamentales de mujeres, niños y comunidades minoritarias, la preocupación por la situación humanitaria y el compromiso de prestar asistencia contra la Covid-19.
rmh/abm
*Corresponsal jefe de Prensa Latina en la India