Esta última, junto al Primer Informe Bienal de actualización a la convención marco de Naciones Unidas sobre esas variaciones en las temperaturas y otros patrones, fueron iniciadas en 2018 y concluyeron en la fecha prevista por el Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente (Citma).
Según el diario Granma, tuvo el respaldo financiero del Fondo Mundial para el Medio Ambiente y, como agencia implementadora, a la Oficina del Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente en el país caribeño.
El doctor en Ciencias Eduardo Planos Gutiérrez, director del proyecto, declaró a ese medio de prensa que el documento muestra los progresos en materia de adaptación y mitigación, en cumplimiento de los compromisos adquiridos como signataria de la Convención marco de Naciones Unidas sobre cambio climático, entre otros.
Planos Gutiérrez precisó que también contiene los avances registrados sobre el inventario de gases de efecto invernadero y mitigación, transferencia de tecnologías, comunicación y educación ambiental, investigación científica, fomento de capacidades, cooperación Sur-Sur, el trabajo en redes sociales y la información pública.
A juicio del también investigador del Instituto de Meteorología, la terminación del proyecto reforzará la capacidad técnica e institucional de Cuba en el tema, propiciará la integración de conocimientos y la información relativos al cambio climático, el vínculo con las prioridades del desarrollo sectorial y territorial.
De acuerdo con lo planteado en la Tercera Comunicación Nacional, los estudios realizados en los últimos tiempos corroboran la tendencia de que el clima en la isla mayor de las Antillas transita hacia un comportamiento con características similares al de un efecto invernadero, intensificado en la atmósfera terrestre.
Las conclusiones se basan en hallazgos recientes de un aumento en 1,0 grados Celsius de la temperatura media anual y en 2,0 grados de la temperatura mínima anual para la etapa 1951-2017, así como la verificación de que cada una de las tres últimas décadas fueron más cálida que todas las anteriores.
Asimismo, la ocurrencia en lo que va del presente siglo de tres eventos más significativos de sequía (2003-2005, 2009-2010 y 2014-2015), mientras los periodos cálidos son más frecuentes y prolongados, y los fríos disminuyen durante el intervalo 1980-2017.
Prevé un clima más caliente, seco y extremo para finales de siglo XXI con un incremento de la temperatura media anual del aire superior a 1.0 grados Celsius en 2030 y de 3.5 en 2070, así como una reducción de las precipitaciones, como mínimo, cercana al 10 por ciento comparado con el promedio nacional actual.
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