Los orígenes de la tradicional celebración se ubican en La Villa de Los Santos, en la provincia homónima, localidad emblemática por ser escenario también del primer grito de independencia del país canalero en 1821.
En exclusiva con Prensa Latina, uno de los principales promotores de esa manifestación, Arístides Burgos, al frente de la Asociación Rescate de Danzas, Miguel Leguísamo (en honor al destacado folclorista), explicó que aunque las danzas asociadas a la festividad religiosa se encuentran en otras regiones de Panamá, la Villa de Los Santos en su principal referente en el mundo.
Que la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) valore las gestiones y políticas de Panamá para la preservación del patrimonio inmaterial en este caso de las Danzas y expresiones relacionadas con el Corpus Cristhi, tiene un valor histórico y extraordinario, señaló.
Esas manifestaciones del Istmo se suman ya a otras antes incorporadas a ese listado como las “Técnicas de elaboración del sombrero pintao” y las “Expresiones rituales y festivas de la cultura Congo”.
En el caso de las Danzas…, dijo, estamos en presencia de un sincretismo cultural muy interesante con las festividades que trajeron los conquistadores españoles y la fe popular, pero con los años la gente le aporta mayor simbolismo y magia.
Lo más importante de esta celebración es su permanencia en el tiempo y la voluntad de los pobladores de mantenerla viva.
Burgos agregó que aunque son varias, todas muy antiguas, entre las danzas más significativas está la de los diablicos limpios o la Danza del Gran Diablo. También se refirió a la danza de los diablicos sucios, puro zapateo y mímica, y utilizada en el teatro, porque los españoles necesitaban enseñarle a los nativos lo que era el diablo.
Otras son La danza de la Montezuma Española y la de los Parrampanes (que ha sufrido cambios), y las de ofrendas como El Torito, Las Enanas, Zaracundé, y la danza de los Gallotes, con una diversidad maravillosa.
Acerca de las estrategias para transmitir estos valores a las nuevas generaciones, el experto indicó que parten de la sapiencia popular acerca de lo que es funcional es imperecedero, de ahí que de padres a hijos se entregan estas danzas y expresiones por su alto valor social.
De todas maneras la Fundación que dirige Burgos se empeña en planes de capacitación, para lo cuales se beneficia de leyes especiales y de contribuciones del Estado para mantener viva la centenaria tradición.
Entre los orígenes y características de estas manifestaciones explicó que sobre todo en el mes de junio, durante la Eucaristía se rinde homenaje a la figura de Cristo en la hostia, y en desfiles a través de danzas populares, con atuendos tradicionales y expresiones festivas.
Señaló que, por ejemplo, se tiene conocimiento de la danza de los Diablicos Sucios como la más antigua y emblemática del Corpus Christi.
Cuando los españoles llegaron al nuevo mundo trajeron entre otras cosas su cultura y religión. En Panamá fue La Villa de Los Santos (fundada en 1569), la que absorbió esas tradiciones y rituales que perduran hasta nuestros días.
Otros historiadores consultados por Prensa Latina aseveran que el primer registro fotográfico de los Diablicos Sucios fue el de Narcizo Garay en 1920, y se aprecia que las máscaras estaban confeccionadas en la técnica de papel maché, una tradición que se mantiene actualmente.
En Panamá existen representaciones de danzas de diablos en unos 15 lugares, entre ellos Garachiné, Santa Rosa, Chepo, La Chorrera y en la mayoría son danzas de que han sido rescatadas.
De hecho en Parita, en provincia Herrera, fue fundada en 1558 y donde se celebra el Corpus y en el corregimiento Natá de los Caballeros en la región de Coclé, fundado en 1522, no existen registros o documentos sobre esta celebración en los albores de la colonización española en Panamá.
También a juicio de la productora y estudiosa del folclor Elena Llorach la celebración representa un aporte cultural e histórico de suma importancia para el país.
En la nación canalera otras comunidades, con sus propias variantes celebran el día Corpus Christi, entre ellas Chitré, en Herrera; La Chorrera, de Panamá Oeste; Antón, San Miguel Centro y Penonomé de Coclé; Santa Rosa, Nuevo San Juan, Escobal y Portobelo, en Colón; Chepo, Chilibre e isla de San Miguel, en Panamá; y Garachiné, en Darién.
En estas danzas intervienen grupos de distintos barrios, lo que les da confianza y camaradería, además recuerdan a Leguízamo, el folclorista que tanto bregó para rescatar esa historia y las tradiciones asociadas a esa expresión popular.
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