Ubicado en la Antártida occidental, representa la mayor amenaza internacional pues si todo cayera al océano, elevaría el nivel del mar antes de 2100 en 65 centímetros, o más de dos pies, trascendió durante la reunión de otoño de la organización.
Desde hace poco más de tres lustros, el tercio oriental de Thwaites fue reforzado por una plataforma flotante, pero los datos recopilados en los últimos dos años sugieren que el corsé no durará mucho más, afirmaron los investigadores.
Las cálidas aguas del océano están devorando inexorablemente el hielo desde abajo y, en este momento, su derretimiento es responsable de aproximadamente el cuatro por ciento del aumento global del lecho marino, agregaron.
Sin embargo, una gran parte de la plataforma está a punto de perder su tenue control y eso acelerará drásticamente el deslizamiento, advirtieron.
Esta combinación mortal de puñetazo-puñetazo-gancho de fusión desde abajo, rompe el hielo y pierde su agarre, lo cual empuja al Thwaites hacia un colapso inminente, remarcó Erin Pettit, glacióloga del estado de Oregon.
Las imágenes satelitales mostraron que durante los últimos 30 años, el flujo del glaciar a través de la tierra y hacia el mar casi se duplicó.
Desde 2018 estudiosos de los Estados Unidos y el Reino Unido ejecutan un proyecto conjunto de cinco años para evaluar intensivamente el Thwaites y tratar de anticipar su futuro inminente mediante la plantación de instrumentos encima, dentro, debajo y en alta mar.
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