Con un tríptico de dos metros, Jurado transmite su visualidad singular dentro de la muestra colectiva Estado de Espíritu, que conmemora los 35 años de la Asociación Hermanos Saíz (AHS), la cual integra lo mejor de la creación joven en la isla.
Bajo el título Glass Path, el pintor exhibe su talento en óleo y esmalte sobre lienzo entre los 60 creadores isleños que convergen en la exposición pictórica, concebida para visualizar el arsenal de la AHS tras dos años de pandemia, de acuerdo con el equipo curatorial.
Las piezas realizadas como parte de la serie Caleidoscopio 2021, surgieron del trabajo con la espátula basado en ese efecto, «lo que generó una de las tantas creaciones que asumí al inicio de la pandemia en Cuba», señaló el graduado como Instructor de Arte (2005).
Quise dar un mensaje visual más vivo, inherente a la esperanza y la felicidad en medio de todo el apagón emocional que conlleva la crisis sanitaria, afirmó el también Licenciado en Comunicación Social desde 2013.
Una amplia gama de colores y el apego al detalle en su obra paisajística destacan entre las más de 30 exposiciones colectivas y 10 personales que suma ahora su vinculación a la AHS, como legítimo exponente de la joven vanguardia artística de esta nación caribeña.
Básicamente me identifico por el uso de la pintura, empastes gruesos, creando así una textura muy singular, explicó el pintor en exclusiva a Prensa Latina, al tiempo que resaltó la presencia del paisaje o la naturaleza en su obra, desde un enfoque abstracto.
Las series Caleidoscopio y Crystalized definen el discurso visual de Jurado, cuya habilidad para conjugar elementos diversos en soportes como lienzo, acrílico o cristal, sobresale en catálogos de disímiles muestras colectivas y ferias internacionales de Madrid (España), Houston, Texas y Miami (Estados Unidos).
En su país de origen, tres ediciones de la conocida Bienal de La Habana avalan su trayectoria y, precisamente, Estado de Espíritu se insertó en el primer ciclo de la mayor cita de las artes visuales de Cuba.
Jurado consideró vital la posibilidad de mostrar sus cuadros en eventos de este tipo, ya que constituyen vitrinas para las artes visuales y plataformas para promocionar las múltiples maneras de crear y congeniar con otros artistas.
La Bienal de La Habana no solo otorga madurez artística, sino que se distingue por su ambiente cálido, el factor humano y su conexión directa con el público, apuntó el artista, agradecido de poder formar parte de ese espacio.
El pintor articula con destreza tiempo, silencio, fluidez en las luces y sombras de la naturaleza en un proceso creativo que se nutre de otras expresiones creativas como la música, la cual aporta nuevos tonos y matices a su ritual.
Mi obra es un testamento en imágenes y sonidos, declara quien ha plasmado sus inquietudes por lo abstracto en las muestras Puzzle, At Home, In situ, junto a otros noveles exponentes de esa manifestación en la mayor de las Antillas.
De tal modo, la capital cubana abre paso a sus enérgicos paisajes desde Disonancias, uno de los proyectos especiales que visibiliza el quehacer de los artistas con miras al futuro y la contemporaneidad.
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