La placa fue grabada por la intérprete en Nueva York durante la cuarentena producto de la pandemia de la Covid-19, y está dividida en tres actos nombrados Inocencia, Sufrimiento y Esperanza, además de preludio y final.
El fonograma fue muy bien recibido por la crítica, que destaca en él la técnica y calidad interpretativa de Flower, y su modo peculiar de unir elementos propios de la música clásica con sonoridades bien actuales como el hip hop, el trap y el pop.
“Quiero que la gente escuche el álbum como una obra completa, (…) El objetivo final era hacer un disco que inspirara a los oyentes y diera esperanza a la gente. Es nuevo, vanguardista y con un sonido auténtico. Aunque mi música no tenga letra, sigo teniendo algo que decir”, dijo la también activista social.
Según Sony, el álbum debut de Flower es un paso en su carrera que la consolidará como una artista, “una fuerza, a tener en cuenta”.
“Se trata de una nueva figura importante en el mundo instrumental, con el poder y el talento para introducirse en la cultura popular”, apuntó el sello en un comunicado.
Chloe Flower, el disco, es el resultado final del proceso de maduración de una artista ya reconocida gracias a su trabajo, ya sean colaboraciones o en solitario.
rgh/ypp