Según adelantó la propia Truss en su cuenta oficial de Twitter, el tema a abordar con su contraparte europea será el controvertido Protocolo para Irlanda del Norte que amenaza con tensar aún más las ya de por sí agrias relaciones entre Londres y Bruselas después del divorcio.
Quiero una solución integral que beneficie al pueblo de Irlanda del Norte y a todos en nuestro gran país, aseguró la flamante negociadora, quien alternará esa función con la de jefa de la diplomacia británica luego de la renuncia de Frost el sábado, por desacuerdos con la política doméstica del gobierno.
Como parte del Tratado de Retirada que marcó la salida del Reino Unido de la Unión Europea (UE) en enero de 2020, la provincia británica de Irlanda del Norte se mantuvo dentro del mercado único y la unión aduanera europeos para evitar el establecimiento de una frontera física con la República de Irlanda.
El protocolo establece, sin embargo, que todas las mercancías procedentes de Gran Bretaña tienen que ser sometidas a controles sanitarios antes de entrar al territorio norirlandés, con el fin de comprobar que cumplen con las regulaciones establecidas por el bloque.
La medida es rechazada, sin embargo, por la mayoría de la población de la provincia británica porque provoca demoras en el trasiego de las mercancías.
Los unionistas, por su parte, consideran que el protocolo afecta sus relaciones con Londres, por lo amenazan de hacer caer al gobierno de coalición instaurado tras los acuerdos que pusieron fin al sangriento conflicto armado en Irlanda del Norte en 1998, a menos que se renegocien los términos del pacto con la UE.
El viernes pasado, un día antes de confirmar su dimisión, Frost lamentó los pocos avances logrados en la mesa de negociaciones e instó a las partes a alcanzar una solución a principios de 2022, o de lo contrario, dijo, el Reino Unido está listo para activar la salvaguarda que le permite a una de las partes suspender el protocolo.
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