Fueron meses muy activos para este foro, que cada vez suma a más personalidades y ya cuenta con figuras políticas de 16 países, entre ellas nuevos ingresos que se sucedieron este año como el del expresidente hondureño Manuel Zelaya y más reciente el de la vicesecretaria general del Partido Socialista Obrero Español (PSOE), Adriana Lastra.
Ahora, con 55 líderes progresistas en sus filas -entre ellos dos mandatarios en ejercicio: Alberto Fernández (Argentina) y Luis Arce (Bolivia)-, el Grupo cuenta con 10 exmandatarios de Latinoamérica y España, devenidos “pesos pesados y voces protagonistas”, que en conjunto hacen el mayor grupo progresista en lengua hispana.
La voz del Grupo fue permanente este año a través de múltiples declaraciones sobre los sucesos que transcurrieron en la región y en otras partes del mundo, y el acompañamiento a procesos electorales.
También tuvo presencia en importantes foros y el respaldo a través de su Consejo Latinoamericano de Justicia y Democracia (Clajud), a líderes víctimas de persecuciones judiciales y políticas.
Con el propósito de lograr esa unidad de la Patria Grande con justicia social, equidad, y sobre todo integración, los miembros del Grupo plantearon sus puntos de vista en importantes escenarios en 2021, sentaron posiciones una vez más contra los bloqueos que Estados Unidos impone a países como Cuba y Venezuela, y trazaron estrategias concretas de cara a la postpandemia.
APUESTA POR MODELO SOLIDARIO DE DESARROLLO
El momento especial que coronó este año fue el 29 de noviembre pasado en el séptimo encuentro de la alianza, que volvió a su cuna, en México, después de dos años, cuando entonces varios de sus fundadores apostaron por la creación de este foro progresista en la ciudad de Puebla, en 2019.
Con la participación de manera virtual de uno de sus impulsores, el presidente argentino Alberto Fernández, y de su par boliviano Luis Arce, la cita dejó un gran saldo, sobre todo con la propuesta del Modelo Solidario de Desarrollo, en el cual muchos de sus miembros trabajaron durante meses.
La iniciativa busca contribuir a reducir la desigualdad social en todas sus asimetrías, crear valor con encadenamientos productivos, una política económica anticíclica, redistributiva y con integración regional.
Son 33 los puntos del Modelo, que -como señalan sus gestores-, pretende servir de partida para iniciar una reflexión profunda sobre los ejes articuladores de una propuesta alternativa y progresista,
Esta fórmula se contrapone al anacrónico modelo neoliberal de desarrollo cuya aplicación en el mundo, y en América Latina y el Caribe en específico, ha sido seriamente cuestionada durante los últimos 30 años.
En un contexto cada vez más difícil para la región más desigual, castigada duramente también por la Covid-19, el Modelo deviene “una nueva hoja de ruta latinoamericana”, con seis ejes articuladores.
Dichos fundamentos van de la búsqueda de la igualdad y la reducción de las asimetrías globales, a una nueva política económica, la transición ecológica y también una nueva institucionalidad democrática.
Con la mira en crear un frente común por una agenda progresista, el Grupo avanzó en este objetivo y sentó fuertemente sus posiciones en temas como el acceso igualitario a las vacunas antiCovid-19 y sobre todo en la necesidad de poner fin a la Organización de Estados Americanos (OEA), hoy servil a los intereses de Estados Unidos.
Diversas condenas a persecuciones judiciales y políticas, y las denuncias sobre las estrategias de la derecha para impedir la concreción de proyectos progresistas y de izquierda mediante el irrespeto a los valores democráticos y la institucionalidad, marcaron al Grupo este 2021.
POR MÁS INTEGRACIÓN Y UNIDAD
Al hacer un balance de los últimos dos años, el coordinador del Grupo de Puebla y excandidato a la presidencia de Chile, Marco Enríquez-Ominami, apuntó en exclusiva con Prensa Latina que ya son más de 50 declaraciones, un manifiesto y la construcción del Modelo de Desarrollo Solidario, elaborado en el contexto de la pandemia.
Hemos hecho planteamientos sanitario-económicos en materia de deudas, de integración política, destacamos la defensa de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac) para la integración económica y política, nos reunimos siete veces en asambleas generales, dijo.
Enríquez-Ominami también destacó el rol del brazo jurídico del Grupo, el Clajud, con posiciones concretas en Ecuador, Chile y Colombia en materia de protección de derechos humanos. A la par, agregó, avanzamos en la coordinación legislativa con parlamentarios de 10 países.
A través de nuestro grupo académico recibimos y escuchamos experiencias de Premios Nobel y grandes economistas, se organizaron varios encuentros por la unidad del progresismo en diversos países, dialogamos con varios jefes de Estado y expresamos ante el G20 nuestra preocupación por el problema de la deuda en la región, detalló.
Por otra parte, significó la articulación en debates públicos con gran agilidad y la necesidad de ser un puente con Venezuela y Cuba, de levantar cada vez más la voz para denunciar las sanciones inhumanas contra esas naciones que impone Estados Unidos.
Señaló Enríquez-Ominami que en este tiempo igualmente acompañaron diferentes procesos electorales y a su vez varios miembros estuvieron en debates públicos con agentes como el Banco Interamericano de Desarrollo /BID).
Respecto a la OEA, hemos planteado no solo reparos sino críticas sólidas sobre el rol de ese organismo en el Golpe de Estado en Bolivia, acotó.
Convencidos de que no habrá desarrollo sustentable para la región si no hay integración regional, los hoy 55 miembros del Grupo tienen claro el rumbo emprendido en la ciudad de Puebla en ese julio de 2019.
Así trabajarán por más unidad y progresismo en 2022, que se avista agitado para la región, con procesos electorales decisivos en Brasil y Colombia.
arb/may
(*) Corresponsal de Prensa Latina en Argentina
