De acuerdo con Christian Aid, una agencia caritativa que agrupa a más de 41 iglesias del Reino Unido, tan solo el huracán Ida, que azotó Estados Unidos en agosto pasado con saldo de 95 muertos, costó 65 mil millones de dólares a la economía norteamericana.
Las inundaciones que anegaron gran parte de Europa costaron 43 mil millones de dólares y mataron a 240 personas, mientras que las de la provincia china de Henan causaron 320 fallecimientos y 17 mil 500 millones de dólares en daños, además de desplazar a más de un millón de habitantes.
El informe menciona también a la tormenta invernal que dejó al estado de Texas sin electricidad durante varios días, con costos valorados en unos 23 mil millones de dólares.
Aunque el impacto financiero de las catástrofes naturales suele ser más alto en las naciones desarrolladas porque los valores inmobiliarios son mayores, algunos de los fenómenos meteorológicos extremos más devastadores de 2021 afectaron a varios países pobres, aclaró Christian Aid.
Al respecto, señaló que Sudán del Sur sufrió terribles inundaciones que obligaron a más de 850 mil personas, muchas de las cuales ya habían sido desplazadas anteriormente, a huir de sus hogares, mientras que África Oriental sigue asolada por la sequía.
También menciona al ciclón Yass, que devastó India y Bangladesh en mayo pasado, y la sequía que hizo bajar las aguas del río Paraná, en América del Sur, y amenaza la subsistencia de millones de habitantes de Brasil, Argentina y Paraguay.
Los costos del cambio climático fueron graves este año, tanto en términos de pérdidas financieras exorbitantes como en la muerte y el desplazamiento de personas en todo el mundo, afirmó Kat Kramer, jefa de política climática de Christian Aid y autora del informe.
En opinión de la experta, a pesar de que en la cumbre climática celebrada en noviembre pasado en Glasgow, Escocia, se lograron algunos avances, es evidente que la humanidad no está en camino de garantizar un mundo seguro y próspero.
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