“A través de un informante confiable de esa terminal aérea, un compañero nuestro, Walfrido Moreno, recibió la noticia de la inminente llegada del testaferro batistiano Manuel Pérez Benitoa con dos hijos del dictador”, afirmó en declaraciones a Prensa Latina Alfonso Gálvez, combatiente de la clandestinidad y participante en la operación.
La fuente informó a Moreno que el extitular de dos carteras después del golpe de Estado del 10 de marzo y a la sazón director general de la Aduana de la República había viajado cuatro veces en el último mes de 1958 a la ciudad de los rascacielos con maletines de dinero que depositaba en un banco.
Por la misma vía los revolucionarios confirmaron que el 29 de diciembre a las 17:00, hora local, llegaría un vuelo de Panamerican Air procedente de Cuba con gente de interés gubernamental, de acuerdo con el gran movimiento de agentes de seguridad en el aeropuerto y por el manejo del listado con mucho secreto.
“Sospechamos que se tratara del propio Batista –evocó Gálvez-, y por eso Moreno movilizó a los cinco miembros de nuestra célula que acostumbrábamos a realizar protestas para provocar que en Estados Unidos se conociera la realidad de nuestro país”.
Sin embargo, al personarse en la terminal aérea en la fecha prevista confirmaron que, efectivamente, Pérez Benitoa arribaría con dos hijos del dictador y otros 14 batistianos.
“Organizamos rápido una protesta a gritos, no de confrontación física, y cuando salieron de la Aduana armamos un escándalo a base de consignas revolucionarias con lo cual llamamos la atención de la prensa”, declaró Gálvez a esta agencia de noticias.
La respuesta oficial fue una golpiza de los agentes de seguridad del aeropuerto, la detención y el interrogatorio a cargo de agentes del Buró Federal de Investigaciones.
Sin previo acuerdo, todos respondieron “yo” a la pregunta de quién era el organizador de la protesta, por lo cual después de tres horas de detención los liberaron ante la presencia de numerosos periodistas.
“Los reporteros habían acudido a entrevistar a los hijos de Batista, pero como no pudieron ante la estampida tras el escándalo, ahora la noticia éramos los revolucionarios” recordó Gálvez a la distancia de 63 años.
El reportaje salió ese mismo día en el noticiario estelar de la cadena NBC a las 19:00, hora local, y de esa forma se cumplió el objetivo de llamar la atención acerca de lo que sucedía en Cuba, al margen de repudiar a la primera avanzada de batistianos en fuga ante el inminente triunfo del Ejército Rebelde encabezado por Fidel Castro.
“Logramos que la gran prensa norteamericana no tuviera otra alternativa que reportar nuestra protesta porque en esos momentos en Estados los medios silenciaban lo que sucedía en Cuba, y solo publicaban lo que no podían ocultar”, concluyó Gálvez.
El veterano combatiente revolucionario incluyó estas y otras vivencias de la lucha revolucionaria en el exilio en un libro, cuya edición espera por alguna casa editorial cubana.
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