En ello coincidieron el embajador aquí de esa nación árabe, Idris Mayya, y la ministra interina de Comercio Exterior e Inversión Extrajera de Cuba, Ana Teresita González Fraga, durante una ceremonia en el aeropuerto internacional José Martí de esta capital.
El diplomático expresó el agradecimiento de su gobierno y compatriotas hacia las autoridades y el pueblo de Cuba que, afirmó, hacen esta contribución solidaria a pesar de las dificultades agudizadas por el bloqueo de Estados Unidos a lo largo de más de seis décadas.
Señaló que la nación caribeña es “uno de los países más ricos del mundo en dignidad y generosidad, que siempre ha demostrado en los momentos difíciles para ayudar a otros pueblos”.
En cambio, puntualizó, otros países hablan de democracia y derechos humanos, pero contradicen ese discurso con medidas de bloqueo contra Cuba, Siria y otras naciones, aun en medio de la dura situación provocada por la pandemia de Covid-19.
Destacó el alto valor de la ayuda de la isla a Siria, país igualmente agredido, y recordó que el pasado 28 de diciembre Israel atacó el puerto de Latakia, destruyendo más de 500 contenedores que contenían alimentos y medicinas, lo que empeora las dificultades de la población siria.
Por su parte, la funcionaria cubana señaló que este donativo es expresión de las excelentes relaciones de colaboración que mantiene Cuba con Siria, y que la pandemia ha demostrado en estos dos últimos años la necesidad de fomentar el multilateralismo, la cooperación y la solidaridad internacionales.
Recordó que la enfermedad se sumó al recrudecimiento del bloqueo de Washington a Cuba, con la aplicación de 243 nuevas medidas por la administración de Donald Trump, las cuales aún se mantienen.
Pero al mismo tiempo -advirtió- gobiernos, organizaciones y grupos de solidaridad han brindado su valioso aporte al pueblo cubano para combatir la pandemia.
Añadió que la estrategia nacional para enfrentar la Covid-19 ha permitido la recuperación del 99 por ciento de todos los contagiados en el país.
Señaló que las vacunas desarrolladas por la ciencia cubana, primeras en América Latina, constituyen un modesto aporte al enfrentamiento de la pandemia y contribuirán a disminuir los efectos de la enfermedad en Siria.
Ana Teresita González Fraga afirmó por último el convencimiento de los cubanos de que “la práctica de la solidaridad y la cooperación internacional constituyen el camino hacia un mundo más equitativo, justo y sostenible”.
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