En una rueda de prensa conjunta, von der Leyen precisó que París asumió la responsabilidad en un contexto particular, marcado por la crisis sanitaria de la Covid-19, agravada en las últimas semanas en el viejo continente por la propagación de la variante Ómicron del coronavirus SARS-CoV-2.
La funcionaria destacó que en la UE el 70 por ciento de la población está vacunada contra la enfermedad, así como el envío de millones de dosis a países necesitados.
Por su parte, Macron expresó la voluntad de Francia de “hacer algo útil por Europa” en los seis meses de presidencia gala, para los que adelantó prioridades como el enfrentamiento al cambio climático, la regulación del marcado digital, el impulso a la igualdad entre hombres y mujeres y el fortalecimiento de la seguridad fronteriza.
Asimismo, mencionó la búsqueda de vínculos más estrechos con África y la celebración de foros importantes, como el señalado en febrero sobre la protección de los océanos y el previsto en marzo para discutir un nuevo modelo de crecimiento económico de la UE, tras el impacto de la pandemia de la Covid-19.
A propósito de crisis en curso, von der Leyen y el jefe de Estado anfitrión abogaron por el cese de la violencia en la convulsa Kazajastán y anunciaron nuevas discusiones con Rusia sobre el conflicto en Ucrania.
El presidente francés también se refirió al ámbito interno, en particular a la polémica que desató hace unos días cuando manifestó su intención de hacerle la vida imposible a los franceses que siguen sin vacunarse, comentarios que generaron críticas en diversos sectores de la sociedad.
Al respecto, insistió en que ser un ciudadano implica tener derechos y deberes, y en que la libertad de no vacunarse cesa cuando se pone en peligro la vida de otros.
La fractura está cuando algunos hacen de su libertad una irresponsabilidad convertida en consigna, ellos no solo ponen en peligro la vida de otros, también restringen la libertad de otros, afirmó en alusión a cinco millones de ciudadanos renuentes a inmunizarse.
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