Aún sin oficializar su candidatura, aunque nadie duda de que será contendiente, y pese a generar por estos días polémica con sus declaraciones de que hará la vida imposible a quienes insistan en no vacunarse contra la Covid-19, el jefe de Estado cuenta en los sondeos con una intención de voto en torno al 25-27 por ciento, muy por encima de sus rivales.
Los estudios de opinión coinciden en mostrar a Macron como ganador de la primera vuelta, el 10 de abril, por lo que está planteado el duelo entre la líder de la extrema derecha Marine Le Pen y la conservadora Valérie Pécresse por acompañarlo dos semanas después en la segunda ronda de la liza electoral por el Elíseo.
A principios del pasado mes, la figura de Pécresse, presidenta de la Región Parisina, resurgió con la victoria en el congreso del partido Los Republicanos para escoger a su representante en la cita en las urnas, llegando a un 20 por ciento de apoyo en las encuestas, e incluso algunas de ellas la dieron ganadora frente a Macron en el eventual balotaje.
Sin embargo, el comienzo del año trae un escenario menos claro para la exministra, y es la ultraderechista Le Pen la que parece recuperarse, al punto de que en la mente de los franceses vuelve a dibujarse el duelo de 2017 entre la controvertida política y el vencedor de entonces.
La víspera, un sondeo de Ipsos-Sopra Steria para la cadena Franceinfo reflejó a Le Pen con un 17 por ciento de las intenciones de voto y a Pécresse con un 16, mientras Macron recibió un 26 por ciento de respaldo.
Apenas dos días antes, una pesquisa del Instituto Francés de Opinión Pública (IFOP) otorgó a ambas un 16 por ciento.
Las cosas siguen bien cerradas en cuanto al rival del presidente, comentó el director general delegado de Ipsos, Brice Teinturier.
Esa paridad explica que las dos aspirantes intensifiquen sus esfuerzos para convencer a electores, con declaraciones a medios de prensa y actos de campaña en agenda.
Le Pen viajó ayer a la sureña ciudad de Béziers, donde dirigió sus críticas a Macron y al también ultraderechista Éric Zemmour, quien marcha cuarto en las encuestas con entre un 12 y un 14 por ciento, pero parece ceder espacio entre los votantes.
Para Teinturier, está claro que si Zemmour baja, Le Pen tiene la posibilidad de subir y de “encontrar un balón de oxígeno”, fortaleciendo sus opciones de reeditar el balotaje de hace un lustro. Por su parte, Pécresse convocó a una rueda de prensa este sábado, en la que fustigó a Macron por sus comentarios de molestar a los no vacunados, y lo acusó de dividir a los franceses, en lugar de unirlos.
Las duras palabras del jefe de Estado sobre las personas que descartan inmunizarse no parecen de momento tener un impacto notable en la carrera por el Elíseo, e incluso algunos expertos consideran que fueron dichas con toda intención, consciente de la preocupación popular por el rebrote de la pandemia ante el avance de la variante Ómicron del coronavirus SARS-CoV-2.
Vemos una estabilidad después de las vacaciones, sin cambios por el discurso de fin de año de Macron ni por su comentario de que está dispuesto a “cabrear” a los no vacunados, subrayó Mathieu Gallard, director de estudios de Ipsos.
Las encuestas muestran a políticos de derecha en las cuatro primeras posiciones, mientras en las filas de la izquierda solo el líder de La Francia Insumisa, Jean-Luc Mélenchon, se acerca a un 10 por ciento de apoyo, muy lejos de lo necesario para aspirar a la segunda vuelta del 24 de abril.
En este escenario, crecen los llamados a una candidatura única dentro de la izquierda, que matemáticamente potenciaría la opción de competir en el balotaje, convocatoria promovida por la alcaldesa socialista de París, Anne Hidalgo, y la exministra de Justicia Christiane Taubira, pero con muy pocas posibilidades de materialización, según los entendidos.
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