Los fallecidos, dos de los cuales aparecieron este domingo, recibieron el impacto de las piedras en el mismo bote nombrado Jesús y todos ellos eran familiares o conocidos, según el periódico Correio Braziliense.
Grupos de socorristas, entre ellos buzos, continúan las operaciones de búsqueda de otras víctimas del accidente, que causó también 30 heridos, informaron el Cuerpo de Bomberos de Minas Gerais y la Marina de Brasil.
Las autoridades admitieron la imposibilidad de asegurar con certeza que no haya más lesionados, por el gran peso y cantidad de las piedras que cayeron sobre las embarcaciones cuando navegaban por el cauce del cañón.
Los 10 muertos incluyen a dos ciudadanos que ya fueron identificados, uno de ellos nombrado Júlio Borges Antunes, de 68 años y nacido en Minas Gerais, y el otro cuyos datos son mantenidos anónimos.
La identificación de las demás víctimas demorará, a causa del mal estado de los cuerpos, cuestión que las autoridades manejan con discreción en respeto hacia las familias en duelo, explicó el funcionario Marcos Pimenta.
Los pasajeros de los botes destruidos por el muro de rocas intentaron alejarse al constatar el inminente derrumbe de la pared del cañón y escuchar las advertencias de los turistas de las otras embarcaciones, explicó el directivo.
Expertos del lugar aventuraron la hipótesis de que el desprendimiento ocurrió a causa de las intensas lluvias de estos días sobre los muros del cañón, formado por rocas sedimentarias.
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