El Instituto Carnegie de esta capital, a cargo de la investigación, evidenció mediante la revista Science que el origen de los elementos del cuerpo celeste no es biológico, sino producto de interacciones geoquímicas agua-roca similares a las de la Tierra.
Las rocas marcianas experimentaron dos importantes procesos geoquímicos, indicaron los autores, quienes analizaron muestras a partir de una variedad de técnicas modernas e imágenes a nanoescala ubicadas en el mismo lugar donde cayó el proyectil.
Uno, detallaron, llamado serpentinización, cuando las rocas ígneas ricas en hierro o magnesio interactúan químicamente con el agua en circulación, lo cual cambia su mineralogía y produce hidrógeno en el proceso.
El otro, explicaron, nombrado carbonización, que involucra la interacción entre rocas y agua ligeramente ácida, con dióxido de carbono disuelto, del cual resulta la formación de minerales de carbonato.
Las reacciones produjeron material orgánico a partir de la reducción del dióxido de carbono, afirmaron en el texto, mientras descartaron la ocurrencia del fenómeno durante un período prolongado.
El estudio sobre el origen de los minerales del meteorito puede servir como una ventana para revelar tanto los procesos geoquímicos tempranos en la historia de la Tierra como el potencial de habitabilidad de Marte, explicó la institución científica.
«Este tipo de reacciones geológicas no biológicas son responsables de un grupo de compuestos orgánicos de carbono a partir de los cuales la vida podría haber evolucionado», subrayó.
Además, representan una señal de fondo a tenerse en cuenta al buscar vida pasada en Marte, remarcó.
El Carnegie obtuvo antes moléculas orgánicas de otros meteoritos marcianos y trabajó en colaboración con el equipo de Análisis de Muestra de Marte en la misión espacial exploratoria Curiosity entre 2009 y 2012.
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