Este órgano, mientras las personas duermen, continúa monitoreando las señales ambientales en busca de un equilibrio, precisaron en el texto los autores de la universidad austriaca de Salzburgo, quienes midieron la actividad cerebral de adultos.
Comprobaron durante el sueño que las voces desconocidas provocaron más complejos K, un tipo de onda vinculada a perturbaciones sensoriales, en comparación con las familiares.
Si bien las últimas también pueden desencadenar tales ráfagas, solo las provocadas por voces desconocidas se acompañan de cambios a gran escala, subrayaron a partir del estudio.
Las respuestas cerebrales a la voz desconocida ocurrieron con menos frecuencia a medida que avanzaba la noche y la voz se volvió más familiar, lo cual indica que el cerebro aún puede aprender durante el sueño, explicaron.
Los resultados sugieren que los complejos K permiten al cerebro entrar en un «modo de procesamiento centinela», en el que permanece dormido pero conserva la capacidad de responder a los estímulos relevantes, dafirmaron los catedráticos.
La neurociencia indaga periódicamente cuestiones relativas al sueño y el año pasado demostró que el tiempo de reacción al conducir un automóvil era mayor en las personas sin dormir la noche anterior que entre las que superaban la tasa permitida de alcohol.
Unos meses después confirmó que la incidencia de la demencia entre ocho mil funcionarios británicos cuando se jubilaban era mayor entre quienes reconocieron haber dormido seis o menos horas en las pasadas décadas.
Otro trabajo, del estadounidense Instituto Tecnológico de Massachusetts, evidenció que los estudiantes que dormían menos mantenían peor el paso sobre una cinta de correr.
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