Burkina Faso, Níger, Nigeria y Senegal recibieron una excavadora pesada de última generación, capaz de realizar cortes de una profundidad de más de medio metro en el suelo afectado por extrema sequía, como parte de la Iniciativa de la Gran Muralla Verde, del organismo especializado de ONU.
Con el arado Delfino se realizan grandes cuencas receptoras en forma de media luna para plantar semillas y plántulas, lo cual multiplica por 10 la recolección de agua de lluvia y hace el suelo más permeable para la plantación que el método tradicional y de mayor esfuerzo de la excavación a mano, reseñó la FAO.
Precisó que “la media luna es un método tradicional de plantación en el Sahel consistente en realizar contornos para detener la escorrentía del agua de lluvia”.
Con ello, añadió, mejora la infiltración de agua y mantiene el suelo húmedo por más tiempo, capaz de generar condiciones microclimáticas favorables para el buen crecimiento de semillas y plántulas.
De igual modo, el Delfino es sumamente eficiente, ponderó el ente especializado.
Comparó que 100 agricultores que excavan a mano los bancales tradicionales en forma de media luna pueden hacer una hectárea al día, mientras con una excavadora de este tipo enganchada a un tractor pueden hacer de 15 a 20 hectáreas en igual lapso.
En la tierra arada pueden sembrarse directamente las semillas de especies leñosas y herbáceas autóctonas y plántulas inoculadas; especies muy resilientes y que funcionan bien en tierras degradadas, pues proporcionan cubierta vegetal y mejoran la productividad de los terrenos.
El artículo de la FAO muestra que al “devolver las tierras degradadas a la vida”, título del trabajo, los agricultores no tienen que limpiar más terrenos para convertirlos en tierras de cultivo a fin de satisfacer la creciente demanda de productos alimenticios resultante del aumento de la población en África.
Ejemplificó que en Burkina Faso un tercio del territorio está degradado, lo cual significa la imposibilidad de utilizarse los más de nueve millones de hectáreas de tierras que antes se empleaban para la agricultura.
Precisó que África pierde cuatro millones de hectáreas de bosque cada año por ese motivo, pese a contar con más de 700 millones de degradadas cuya restauración es viable.
La FAO consideró que cultivar en la región africana del Sahel es una labor compleja, zona que, definió, está caracterizada por suelos degradados y lluvias irregulares que suele estar sujeta a largos períodos de sequía.
Para Moctar Sacande, coordinador del programa de la FAO Acción contra la desertificación, “restaurar las tierras para que vuelvan a un buen estado productivo es una gran oportunidad para África”.
Ello representará, explicó, grandes beneficios sociales y económicos a las comunidades agrícolas rurales, constituye “un baluarte contra el cambio climático y aporta tecnologías que potencian los conocimientos tradicionales”.
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