A pesar de las limitaciones por la pandemia de Covid-19 y asumiendo las medidas indicadas por las autoridades sanitarias, no pocos devotos se desplazaron desde distintos puntos de la geografía nacional hacia la Basílica, donde está la imagen venerada por los habitantes de esta nación.
Según los historiadores, es una tradición iniciada en el siglo XVI en la parte de Santo Domingo de la isla La Española y en torno al hecho surgieron leyendas y mitos.
La historia confirma que a ella dedicaron su triunfo los españoles de las milicias de Higüey y El Seibo, que comandados por Francisco Segura, en la batalla de la Sabana Real, derrotaron a los franceses que invadieron Santo Domingo desde la Isla Tortuga.
Lo cierto es que en el siglo XX, la virgen fue coronada por dos papas: Pío XI y Juan Pablo II.
Su primera coronación fue el 15 de agosto de 1922, cuando Pío XI visitó la República Dominicana y cinco años después declaró la festividad.
El templo de Higüey es la catedral de la Diócesis de Nuestra Señora de la Altagracia, uno de los santuarios más concurridos no solo por dominicanos, sino por extranjeros de diferentes partes del mundo.
La Basílica comenzó a edificarse en 1954 por órdenes del primer obispo de Higüey, Monseñor Juan Félix Pepén, construcción que duró 17 años y fue inaugurada el 21 de enero de 1971.
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