El uso de combustibles, tecnologías ineficientes y contaminantes constituye un riesgo sanitario y un importante contribuyente a las enfermedades y muertes, en particular para mujeres y niños en países de ingresos bajos y medianos, precisó la entidad.
Hace que cocinar de tal modo sea uno de los mayores contribuyentes ambientales a la mala salud, advirtió en un comunicado, donde señaló que al respirar ese humo puede provocar enfermedades pulmonares crónicas, cardíacas, accidentes cerebrovasculares, cánceres y neumonía.
Desafortunadamente, millones de habitantes continúan muriendo prematuramente cada año a causa de la contaminación del aire doméstico, que se produce al preparar las comidas con estufas y dispositivos ineficientes combinados con leña, carbón, carbón vegetal, estiércol, desechos de cultivos y queroseno, remarcó la OMS.
Entre 2010 y 2019, la tasa de acceso a tecnologías y combustibles limpios para cocinar solo aumentó alrededor de un 1,0 por ciento anual, apuntó la agencia sanitaria de las Naciones Unidas.
Parte del alza se debió a las mejoras en los cinco Estados de ingresos bajos y medianos más poblados: Brasil, China, India, Indonesia y Pakistán; mientras la tasa en otros en igual situación económica experimentó pocos cambios, remarcó.
La OMS instó a una acción rápida, pues sino la comunidad internacional no alcanzará el objetivo de lograr el acceso universal a la cocina limpia para 2030.
Las estimaciones actuales proyectan para esa fecha que el mismo tercio de la población actual seguirá utilizando combustibles contaminantes, y la mayoría residirá en África subsahariana.
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