Los miembros de la Sección de Crítica e Investigación de las Artes Escénicas, pertenecientes a la Asociación de Artistas Escénicos de la Uneac (Unión de Escritores y Artistas de Cuba) se reunieron la víspera para distinguir a los mejores espectáculos del periodo 2020-2021, en esta isla caribeña.
En el apartado de Danza, se reconoció también a las piezas Mundo Interpretado, del brasileño Juliano Núñez, para la compañía Acosta Danza, y una versión contemporánea de Cascanueces, coreografía del cubano Osnel Delgado para el conjunto Malpaso.
Mientras en la sección Teatro para adultos, obtuvieron los lauros Reportaje Macbeth, dirigido por Raúl Martín con Teatro de la Luna; Ubú sin cuernos, bajo la dirección de Miguel Abreu con Ludi Teatro; y Luz, de Osvaldo Doimeadiós con Oficio de Isla.
Para montar Séptima Sinfonía, en noviembre de 2021 la directora general del BNC, Viengsay Valdés, invitó a esta capital a la maestra española Roser Muñoz, experta en la reposición de coreografías de Uwe Scholz (fallecido en 2004), quien la dirigió cuando era primera bailarina del Ballet de Leipzig.
Considerado por la crítica como heredero de otros dos gigantes de la coreografía: John Cranko y Georges Balanchine, el artista alemán supo utilizar con suma elegancia el neoclasicismo para bordar piezas como la premiada sobre la Séptima Sinfonía de Beethoven.
A juicio de Muñoz, el coreógrafo empleaba la música de manera absolutamente única y modernísima y en dicha creación intentó transmitir -con la calidad de los pasos e intensidad de los movimientos- la apoteosis de la sinfonía.
Las coreografías de Uwe son una transcripción pura y dura de la partitura a través de los pasos. En cada nota vas a tener un paso, en cada instrumento un intérprete y quien sepa leer partituras, podrá leerla a través de los bailarines, comentó en declaraciones exclusivas a Prensa Latina, previo a uno de los ensayos.
Remontar piezas de Scholz en diversas compañías del mundo forma parte de su rutina laboral, pero corre por las venas de esta maestra ibérica un sentimiento mediterráneo que la hace extrañar en ocasiones cierta calidez expresiva.
Tal vez, por esa razón, disfrutó tanto trabajar con el BNC, en la soleada Habana, donde valoró la energía latina que pueden aportarle los cubanos a la pieza.
“La obra es muy buena; pero si está interpretada por bailarines como los de aquí puede brillar mucho más”, aseguró la ex primera bailarina de prestigiosas compañías europeas.
“Esa energía latina, esa feminidad en las mujeres, esa masculinidad en los hombres, esa parte de belleza que no se puede describir”, resaltó Muñoz y, con el Premio Villanueva, la crítica cubana acaba de avalar además su trabajo.
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