Las autoridades nacionales consideran que la variante Ómicron del virus SARS-CoV-2, causante de la dolencia, no implica un «peligro» para mayor para los habitantes.
Por tal motivo desde esta jornada ya no es obligatorio usar mascarillas en interiores, y desaparecieron las restricciones en la vida cultural y social.
La Covid-19 dejó de ser considerada aquí una «enfermedad crítica» y, por lo tanto, se suprimieron también las limitaciones de asistencia a grandes eventos.
Esa decisión sucede a un anuncio divulgado la semana anterior en rueda de prensa por la primera ministra Mette Frederiksen quien afirmó que el país está listo para salir de la sombra del coronavirus.
Decimos adiós a las restricciones y le damos la bienvenida a la vida que teníamos antes. La pandemia sigue, pero hemos pasado la etapa crítica, afirmó
Dinamarca se convierte así en el primer país de la Unión Europea en levantar todas las medidas contra la enfermedad.
Una decisión similar se implantó el pasado septiembre pero pocos meses después fue derogada como consecuencia de la propagación de la variante Ómicron.
Las autoridades sanitarias estiman que entre un 30 y un 40 por ciento de los ingresados por Covid-19 aquí son personas hospitalizadas por otros motivos y que más tarde dieron positivo al test para detectar la enfermedad.
Según las autoridades el elevado número contagios pudiera mantenerse durante algunas semanas pero aún así creen desproporcionado mantener las restricciones en un país que cuenta entre los de mayor índice de pruebas antiCovid-19 por cantidad de habitantes en el orbe.
Pese al incremento de los fallecimientos por la dolencia en el último mes y medio, Dinamarca muestra uno de los índices de mortalidad más bajos de Europa: 62,59 por cada 100 mil habitantes.
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