Ese cerco impuesto a la nación antillana hace más de seis décadas y recrudecido con centenares de medidas adicionales aprobadas por el expresidente Donald Trump -mantenidas por el actual mandatario Joe Biden-, ataca cada logro de un sistema atlético gestado a partir del triunfo de la Revolución Cubana en 1959.
En medio de un país enfrentado a la Covid-19, la crisis económica global y la subversión política y mediática, directivos, trabajadores, entrenadores y atletas sortean con sabiduría todas las dificultades para mantener las principales conquistas en el ámbito nacional e internacional.
El absurdo asedio limita el financiamiento para el desarrollo al prohibirle a Cuba el acceso al mercado de Estados Unidos y al Fondo Monetario Internacional, así como al Banco Mundial y todo tipo de fuentes de créditos blandos, que impiden operar cuentas en dólares en sus relaciones económicas.
Por eso a la nación caribeña se le complica la compra de medicamentos, vitaminas, materiales para pruebas bioquímicas, recuperantes, equipos y medios necesarios para la preparación de los atletas, ni adquirir en el mercado los implementos deportivos con componentes estadounidenses.
A ello agregue la retención de millones de dólares ganados por exponentes y selecciones cubanas, la limitación de acceso a suelo estadounidense para competir y la oposición de otorgar licencias a entrenadores y directivos de ambos países para participar en eventos, congresos e intercambios académicos.
También el innegable robo de talentos propiciado y estimulado por las políticas de Washington.
Uno de los ejemplos más mediáticos fue la cancelación del acuerdo firmado en diciembre de 2018 entre la Major League of Baseball y la Federación Cubana de Béisbol (FCB), con el alegato de que las leyes actuales estadounidenses prohíben el comercio con entidades asociadas al gobierno de la mayor de las Antillas.
En esa línea, el tesorero de la FCB, Luis Daniel del Risco, afirmó que entre las graves consecuencias para el deporte más seguido por los aficionados del país caribeño, están la falta de materias primas para fabricar pelotas y otros implementos, con su consecuente efecto en el desarrollo desde edades tempranas
Además, de la exclusión de la escuadra cubana de béisbol en la Serie del Caribe debido a la oposición estadounidense de aceptarla como miembro pleno de la Confederación regional de la disciplina.
Uno de los centros con más prestigio en la isla, el Laboratorio Antidoping de La Habana, también ha recibido el impacto del bloqueo al imposibilitársele en retiradas ocasiones cobrar los fondos por los servicios brindados, y de cumplir los pagos con diferentes organismos internacionales como la Agencia Mundial Antidopaje.
Todo ello al no encontrar las vías para transferir el dinero directamente desde la isla, como tampoco le es fácil acceder a la mayoría del equipamiento, los reactivos y los insumos de procedencia estadounidense.
Pese al difícil contexto, el director de la institución, Rodny Montes de Oca, resaltó la intensa labor de la institución y la búsqueda de alternativas tecnológicas en Japón y otras naciones para mantener la acreditación del centro por 18 años consecutivos.
Y es que el laboratorio debe derogar de un 40 al 50 por ciento por encima de los gastos de sus similares acreditados en el mundo, mientras cada vez se dificulta más obtener la tecnología más avanzada en materia antidoping y la posibilidad de sostener un intercambio de conocimientos y de personal con otros especialistas.
A la larga lista de afectaciones se suma la empresa Cubadeportes S.A., con el bloqueo o la cancelación de vías bancarias para las transferencias, y la exhortación a las deserciones y firma de contratos individuales, lo cual disminuye la cifra de especialistas cubanos tramitados por la entidad.
La presidenta del grupo, Yadira González, tampoco esconde el fuerte impacto de esa política en el afán de impedir el acceso del país al dinero obtenido por las negociaciones realizadas con los clientes.
El recrudecimiento del bloqueo provocó una disminución en la cifra de colaboradores cubanos tramitados por Cubadeportes S.A. y golpeó de manera desfavorable la gestión comercial de la empresa, precisó González.
El proyecto nacional para la formación de los atletas no escapa a las afectaciones al intentar frenar el desarrollo de habilidades y aptitudes de manera integral, ya que restringe el acceso a implementos, indumentarias y recursos suficientes en cada escuela, área y combinados deportivos.
En el caso del tiro niegan a los fabricantes de armamento deportivo la posibilidad de venderles armas y municiones a Cuba, y no otorgan visas a los entrenadores y los atletas, lo que obliga a realizar base de entrenamientos en exterior con el concebido incremento de los gastos.
El más universal de los deportes, el fútbol, no escapa al cerco, pues en el último lustro ha dejado de ingresar más de un millón de dólares por los derechos de televisión, premios, participación y beneficios de los proyectos de la FIFA con el país antillano.
Los perjuicios económicos acumulados a causa de la aplicación del bloqueo de Estados Unidos contra la nación caribeña, suman más de 144 mil 413 millones de dólares, cinco mil 570 de ellos sólo en el último año.
Pese a la hostilidad estadounidense, la política de Cuba es llevar salud a todo el pueblo, formar miles de profesionales, construir decenas de escuelas deportivas e instalaciones para la práctica sistemática de ejercicios físicos.
Además, la mayor de las Antillas ha sabido mantener sus principios y valores más puros, sin el robo de talentos y con la ayuda solidaria a los países más necesitados, manteniéndose enre las 20 primeras naciones en el medallero histórico de los Juegos Olímpicos.
jdg/am
*Periodista de la redacción Deportes de Prensa Latina.
