Los especialistas consideraron que “algún tipo de energía electromagnética” podría estar detrás de los extraños síntomas, registrados por primera vez a finales de 2016 en funcionarios de la embajada de Washington en La Habana.
Según un informe publicado la víspera, el supuesto mal de salud no se explica solo por factores psicológicos, como estrés o reacciones psicosomáticas que acaban teniendo un impacto en el cuerpo.
En concreto, los investigadores de dentro y fuera del Gobierno escogieron la variante de la energía electromagnética, especialmente emitida en una determinada radiofrecuencia, como explicación “plausible” de los problemas registrados.
El pasado martes en una carta a seis miembros de su gabinete, Biden notificó el nombramiento de Maher Bitar, director senior de programas de inteligencia en el Consejo de Seguridad Nacional, como «coordinador intragubernamental en lo relativo a los incidentes anómalos de salud».
El más reciente presupuesto de defensa de Estados Unidos, firmado por el presidente en diciembre, lo obligaba a cumplir el paso anterior.
La misiva también estableció la fecha límite del 25 de febrero para la emisión de nuevas «directrices sobre los elementos de su fuerza laboral que se consideran bajo riesgo de exposición a los incidentes anómalos de salud».
Más de 200 diplomáticos y funcionarios estadounidenses del servicio exterior han padecido los alegados síntomas que, en un inicio, Washington calificó de “ataque acústico” cuando trató de culpar a Cuba.
En febrero de 2017 el Departamento de Estado notificó al Ministerio de Relaciones Exteriores de la isla sobre la ocurrencia de algunos incidentes de salud registrados desde noviembre del año anterior.
Los “ruiditos” habrían provocado una serie de presuntas lesiones neurológicas vinculadas a síntomas como mareos, visión borrosa, pérdida de memoria y dificultades para la concentración.
El canciller cubano, Bruno Rodríguez, negó las acusaciones y advirtió que su país jamás ni perpetró ni perpetrará ataques de ninguna naturaleza contra funcionarios diplomáticos ni sus familiares, sin excepción.
Cuba -recalcó- tampoco permitió ni permitirá que el territorio nacional sea utilizado por terceros con semejante propósito.
Pero el falso argumento sirvió al entonces recién estrenado presidente republicano, Donald Trump, para desmantelar la embajada de Washington en la capital cubana y adoptar en lo sucesivo 243 medidas adicionales –vigentes aun- en una vuelta de rosca al bloqueo más largo contra país alguno en la historia.
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