Su epicentro se localizó a 53 kilómetros de la costa occidental de la isla y a una profundidad de 24 kilómetros y afectó directamente el distrito occidental de Pafos, aunque sus efectos se sintieron en toda esta isla del mar Mediterráneo.
Las autoridades competentes consideraron el terremoto como una réplica del ocurrido el pasado 5 de enero en la misma zona.
Aquel tampoco causó daños de importancia pero la sacudida obligó a algunas personas a salir de sus casas y pasar la noche en sus automóviles, según publicó en su momento la prensa local.
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