Al menos eso afirmaba en What’s Love Got to Do It (¿Qué tiene que ver el amor con esto?), el primer gran éxito tras zafarse de Ike Turner, su primer esposo, quien le causó tanto daño físico y emocional que casi extingue su fe en tal sentimiento.
Esa relación fue una oda a la toxicidad y la violencia, que la empujó al borde del suicidio para acabar, según el prólogo del libro, “con una vida llena de grandes obstáculos: una infancia infeliz, el abandono, un matrimonio violento, una carrera estancada, la ruina económica, la muerte prematura de miembros de mi familia y múltiples enfermedades”.
A los 82 años de edad, a Tina no le quedan demonios por exorcizar, y relata sin miedo sus calvarios, desde una madre que nunca la quiso y la abandonó, hasta un marido abusivo, que incluso la obligó a cambiarse su nombre real, Anna Mae Bullock.
La Abuela del Rock se muestra en su autobiografía como un ejemplo para los descorazonados, a quienes invita a no regodearse en las desgracias y a tomarlas como aliciente para superar los retos y estigmas que surjan. A ella le ayudaron el budismo y el éxito que renació con este tema imprescindible.
What’s Love Got to Do It, lanzado en 1984, fue el primer gran éxito de la cantante desde 1971, cuando triunfó con Ike con una versión sensual y desenfrenada de Proud Mary. Al principio no quería grabarlo, pero por suerte -para ella y su público- cambió de idea.
Ocurre que el tema va de una mujer que asume el sexo como un rito carnal, en el cual el romance no pinta demasiado, y a Tina, golpeada por años de desamor, no le convencía ese mensaje. Pero su representante, Roger Davies, logró persuadirla de incluirlo en ese álbum irremplazable que es Private Dancer.
Escrito por Terry Britten y Graham Lyle, What’s Love Got to Do It se llevó en 1985 los premios Grammy a canción del año, grabación del año y mejor interpretación vocal femenina. Su video promocional afianzó la imagen desafiante de Tina: falda corta, tacones altos y larga melena ochentera.
Casi cuatro décadas después, desde su trono de leyenda viva de la música, la inmensa mujer ya puede responder qué tiene el amor que ver: todo.
(Tomado de Orbe)