En la ocasión y por primera vez en la historia, ambos líderes religiosos firmaron una Declaración Conjunta en la que expusieron la necesidad de estrechar los lazos fraternales no solo entre todos los cristianos sino entre las personas de buena voluntad en el planeta.
El encuentro, sostenido cuando Francisco iniciaba un viaje apostólico a México, ambos fueron recibidos en el Aeropuerto Internacional José Martí de La Habana, por el General de Ejército Raúl Castro, entonces Presidente de los Consejos de Estados y de Ministros de Cuba.
En su diálogo, que calificaron como un contacto entre “hermanos de la fe cristiana” para “hablar de viva voz, de corazón a corazón”, coincidieron en “discutir acerca de las relaciones mutuas entre las Iglesias, de los problemas esenciales de nuestros fieles y de las perspectivas de desarrollo de la civilización humana”.
En ese sentido, la declaración hace referencia, entre otros, a los más acuciantes problemas mundiales como los que enfrentan “las personas que se encuentran en una situación de gran dificultad, que viven en condiciones de extrema necesidad y de pobreza, mientras las riquezas materiales de la humanidad no dejan de aumentar.
Advirtieron igualmente que no es posible permanecer indiferentes tampoco “al destino de millones de migrantes y refugiados que llaman a la puerta de los países ricos”.
Asimismo señaló especialmente que “nuestro encuentro fraterno ha tenido lugar en Cuba, en la encrucijada entre el Norte y el Sur, el Este y el Oeste. Desde esta isla, símbolo de las esperanzas del ‘Nuevo Mundo’ y de los dramáticos acontecimientos de la historia del siglo XX, dirigimos nuestra palabra a todas las naciones de América Latina y de los otros continentes”.
Precisamente, la víspera, el canciller cubano, Bruno Rodríguez Parrilla, recordó este quinto aniversario de ese encuentro y expresó la satisfacción de la nación caribeña por haber acogido esa reunión única.
“Cuba se congratula de haber acogido este trascendental encuentro», tuiteó el ministro de Relaciones Exteriores.
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