En el complejo escultórico que guarda los restos del comandante argentino-cubano y sus compañeros de la guerrilla de Bolivia en 1967, Ramiro Valdés depositó una ofrenda floral en el nicho del Che, su jefe en la columna 8 Ciro Redondo, fuerza invasora que en Las Villas contribuyó al derrocamiento de la dictadura de Fulgencio Batista en enero de 1959.
El también comandante de la Revolución, Ramiro Valdés, narró que el 10 de marzo de 1953 del siglo pasado conoció a Abel Santamaría en la casa de Prado 109, en La Habana.
«Nos reunimos cerca de las 11.00 de la mañana, se nos orientó ponernos a disposición de Fidel Castro. Abel dio indicaciones de cómo organizar la lucha clandestina e indicó los cuidados que debíamos tener», rememoró.
“Abel fue grande, así se recordará por sus compañeros y el pueblo de Cuba», escribió en el libro de visitantes de la Casa Natal Abel Santamaría, en el municipio de Encrucijada, distante a unos 25 kilómetros de esta ciudad al centro de Cuba.
Abel Santamaría, segundo jefe de la acción del ataque al cuartel Moncada, liderado por Fidel Castro, fue torturado y asesinado, mientras su hermana Haydée fue apresada junto a su compañera Melba Hernández.
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