Hay un fuerte sector de investigación, es un destino turístico de atención médica y envía médicos y enfermeras a trabajar en todo el mundo, incluidos países de la península arábiga, precisó la publicación.
Los esfuerzos para distribuir con mayor amplitud tales inyecciones comenzaron después que la nación caribeña consiguió una de las cifras de cobertura más altas del mundo.
Mientras que Emiratos Árabes Unidos lidera la clasificación mundial, Cuba ocupa un lugar entre los 10 primeros con 93 por ciento de su población con al menos una dosis; 87, dos, y 51, una tercera de refuerzo.
“No me sorprende en absoluto que se hayan propuesto desarrollar su propia vacuna. Tienen la necesidad, pero también tienen la capacidad”, declaró Helen Yaffe, profesora titular de historia económica y social en la Universidad de Glasgow en Escocia.
Cuba, con sus décadas de inversiones dirigidas por el estado en atención médica e investigación médica, un enfoque defendido por el líder histórico Fidel Castro, enfatizó en la autosuficiencia de las vacunas, al punto de producir la mayoría de las utilizadas en sus programas nacionales de inmunización.
Esas campañas de vacunación ayudaron a controlar o eliminar la poliomielitis, el sarampión, las paperas, la rubéola y la fiebre tifoidea, entre otras enfermedades.
La esperanza de vida promedio también aumentó y obtienen elogios de publicaciones científicas, suscribe The National.
Cuando surgió el coronavirus, los institutos cubanos de investigación tenían la experiencia para desarrollar sus propias vacunas.
“Tienen un servicio de salud bastante bueno dado el nivel de dinero que tienen, y parte de eso fue el desarrollo de su propia industria biofarmacéutica”, apuntó David Taylor, profesor emérito de la College Universidad of London.
Las finanzas restringidas y los embargos estadounidenses habrían dificultado las fabricadas en el extranjero y de ahí que Cuba siguió su propio camino y se distanció del programa Covax, que distribuye vacunas a las naciones más pobres.
Con el inyectable llamado Soberana 02 del Instituto Finlay de Vacunas de Cuba y un refuerzo llamado Soberana Plus se obtiene una eficacia de 92 por ciento ante el SARS-CoV-2, causante de la Covid-19.
Sin embargo, esos datos de los ensayos cubanos no tuvieron la difusión esperada por la comunidad científica internacional.
El Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología de La Habana, produjo un candidato vacunal llamado Abdala con eficacia similar después de tres dosis.
Otra, Mambisa, que se administra en forma de aerosol nasal, según los científicos cubanos podría agregar protección a quienes reciben otras vacunas.
De otro lado, Cuba es el primer país en vacunar a niños a partir de los dos años, confirmó Yaffe.
Las cifras del Gobierno indican que más de 95 por ciento de los jóvenes de dos a 18 años están vacunados, con lo cual aspiran a reducir la transmisión, dijo el periódico emiratí.
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