Muchas son las historias de los médicos de la isla en Venezuela, su determinante papel en la contención de la pandemia y otras tantas tareas en esta nación suramericana los convierten en un referente de los mejores valores de un proceso revolucionario marcado por un gran humanismo.
Pero sin dudas, las féminas cubanas dejan profundas huellas en la historia de más de 20 años de colaboración entre Cuba y Venezuela.
Doctoras cubanas en la frontera venezolana
Para las doctoras Arianna Rodríguez, Arletys Bazán, Yunisleivis Sánchez y la enfermera Geanne Estévez, cualquier sacrificio es poco cuando se trata de salvar la vida de un ser humano y poner en alto el nombre de Cuba.
En su cotidiana labor las encontró Prensa Latina durante una visita al Centro de Diagnóstico Integral (CDI) Jacinto Convit, en el poblado de San Cristóbal, en el estado de Táchira, región que se convirtió en la principal puerta de entrada del virus SARS-CoV-2 a Venezuela
Sobre aquellos momentos de la pandemia y su labor en la frontera refiere Sánchez, “trabajábamos en la zona de Ureña, con los connacionales que llegaban desde Colombia, muchos contagiados, y claro que teníamos temores, pero sabíamos a qué habíamos venido, a salvar vidas”.
“El trabajo era tan intenso en aquellos momentos, luchar por la vida incluso de nuestros propios médicos que se enfermaron, fue muy duro, pero todos nos mantuvimos de pie”, enfatizó.
La doctora, residente en la capital de Cuba, reconoce que extrañar a la familia es los más difícil, sobre todo en los primeros días, pero poco a poco va cediendo con la nueva familia que encuentran aquí entre sus compañeros.
Bazán, quien se desempeña como vice jefa de la misión médica cubana en el estado de Táchira, pese a su juventud es considerada una casi una “veterana” en Venezuela, por ser esta su segunda misión acá y confiesa a esta agencia que le gusta este país y su gente.
“La experiencia es maravillosa, innumerables experiencias, porque en esta tierra nos hemos fortalecido y crecido con el apoyo de nuestros hermanos venezolanos”, enfatizó.
Aunque en sus dos misiones, las responsabilidades administrativas han tenido un mayor peso, la joven galeno resaltó más que nada la labor de todos sus compañeros, quienes, aseguró, realizan un arduo trabajo, en la lucha contra la Covid-19 y ahora en la vacunación.
“La inmunización se convirtió en una tarea de choque en la que cual todos nos enfrascamos, recorriendo cada uno de los barrios, localidades, municipios del estado, hasta el último lugar donde hay población”, subrayó.
Rodríguez, quien procede de la oriental ciudad de Baracoa, es la de menor tiempo en Venezuela, su diminuta figura la hace parecer casi una niña, y reconoce su nostalgia por esa tierra mágica donde nació y la espera la familia.
No obstante, resalta que lo extraordinario de vivir nuevas experiencias, conocer y convivir con otras personas y ejercer la medicina fuera de los contextos de su país, donde las costumbres y condiciones son diferentes.
Estévez, por su parte, enfermera intensivista, relató su experiencias en las zonas rojas donde trabaja con pacientes positivos al virus del SARS-CoV-2.
«Trabajar directamente con pacientes contagiados es complejo, la primera vez, reconozco que tenía mis temores, pero nunca dudé, porque soy muy consciente de la profesión que escogí, de los riesgos, pero también de la responsabilidad que implica tener en mis manos la vida de una persona», expresó.
Cuando el 13 de marzo de 2020 el Ejecutivo venezolano declaró por primera vez la cuarentena por Covid-19 en esta nación, las regiones fronterizas se convirtieron en una prioridad para la contención de la pandemia.
El trabajo conjunto del personal de salud de Cuba y Venezuela, la dedicación de los médicos, enfermeras, epidemiólogos y otros especialistas de la isla, fueron determinantes en los resultados alcanzados y que convirtieron a este país en uno de los que mejor manejó la crisis sanitaria en América Latina.
Cinco meses después, durante el reconocimiento a los galenos cubanos el 19 de agosto, la vicepresidenta Ejecutiva, Delcy Rodríguez, expresó al respecto «la pandemia estaba llegando a Venezuela y la primera mano amiga fue de Cuba”.
Así escribían los médicos cubanos una nueva historia de internacionalismo y el humanismo en tierras venezolanas.
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