El líder principal del levantamiento, José Martí, preparó las condiciones durante años desde el exilio en Estados Unidos, con la creación de fondos, la fundación del Partido Revolucionario Cubano (PRC) y su órgano el periódico Patria, y la cohesión de hombres e insumos para el alzamiento.
Como Guerra Necesaria se conoció aquella gesta porque dio continuidad a los intentos anteriores de librar a la isla de cuatro siglos de coloniaje y porque, tal como su propio organizador escribió en misiva a su amigo Manuel Mercado, se trataba de impedir a tiempo con la independencia de Cuba que los Estados Unidos se extendieran “con esa fuerza más, sobre nuestras tierras de América”.
Todo indicaba que la ofensiva comenzaría cuando una de sus acciones principales fracasó, la llegada a Cuba de tres vapores cargados de hombres y armas que saldrían desde la costa oriental de la Florida.
El revés incentivó el fervor de los revolucionarios y el 29 de enero de 1895 quedó firmada la orden de alzamiento por José Martí, delegado del PRC, Mayía Rodríguez, enviado personal de Máximo Gómez, y Enrique Collazo, representante de la Junta Revolucionaria.
Cuenta el historiador Ernesto Limia que las indicaciones cruzaron el estrecho de la Florida dentro de un puro a bordo del vapor Mascotte, y que al recibirlas Juan Gualberto Gómez reunió en su casa a los jefes del movimiento en las occidentales provincias de La Habana y Matanzas, quienes convinieron que la fecha idónea era el domingo 24 de febrero, día de carnavales.
Diversos alzamientos se produjeron en la jornada acordada en varias regiones del país, aunque fue en la oriental donde ocurrieron los más importantes, encabezados por Bartolomé Masó y Guillermón Moncada.
Estas acciones facilitaron el desembarco en abril de los principales jefes de la Revolución, José Martí, Máximo Gómez y Antonio Maceo, quienes se encontraban fuera de la isla, pero tan pronto como el 19 de mayo la guerra perdió en combate al primero de ellos, su principal ideólogo y ya designado Mayor General del Ejército Libertador.
La guerra iniciada en 1895 concluyó tres años después pero no con la libertad de Cuba, sino con la intervención de Estados Unidos en sus últimos momentos y la adjudicación de la victoria sobre España, que conllevó la instauración de una neocolonia y la firma el 12 de junio de 1901 de un apéndice constitucional que permitía a la nación norteña intervenir en la isla a su antojo.
La verdadera independencia llegaría décadas después, cuando el 1 de enero de 1959 triunfó una Revolución que emprendió medidas de corte económico, político y social y fundó la República “con todos y para el bien de todos” soñada por Martí.
El historiador Eduardo Torres Cuevas ha dicho con razón que la Guerra Necesaria no se emprendió solo para luchar contra el colonialismo del siglo XIX, sino para evitar el imperialismo que estaba surgiendo para los próximos 100 años.
Fue una guerra no solo para definir el destino de Cuba, sino el de toda la América nuestra, valoró.
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