El novedoso enfoque aplicado en ensayos por pequeños agricultores de Kenya, donde la plaga inteligente invadió recientemente ese cultivo, consiste en proteger las semillas con una simple bolsa hecha a partir de fibras de plátano, precisaron los autores del artículo.
La idea –contaron- nació hace más de 10 años cuando buscábamos una manera de contribuir con los productores de los países en desarrollo a administrar de manera segura pequeñas dosis de pesticidas.
Experimentamos la siembra recubriendo el tubérculo con diversos materiales y descubrimos las potencialidades del papel hecho de plátanos, cuyas fibras tubulares y porosas liberan lentamente pesticidas en el suelo durante varias semanas antes de descomponerse, describieron.
Para entonces, la planta se ha desarrollado lo suficiente como para que, incluso si se infecta, ya tenga un sistema de raíces saludable, apuntaron los científicos de la estadounidense universidad estatal de Carolina del Norte.
En una prueba de campo, agregaron al papel abamectina, un pesticida que mata a los nemátodos y también plantaron papas con la bolsa de fibras de plátano sin el químico como control.
Para sorpresa de los participantes, esas plantas crecieron casi tan bien como las que tenían pesticidas e idearon varios experimentos para evaluar qué estaba pasando.
Confirmamos que el papel de plátano retiene compuestos clave liberados de las raíces de papa, algunos de los cuales atraen microbios del suelo que benefician a la planta, subrayaron.
Ahora descifran cómo llevar el papel de envolver y plantar a los agricultores en el este de África, aseguraron, mientras consideraron que el mayor desafío será convencerlos de que lo compren por primera vez.
Después que prueben las bolsas, las encontrarán fáciles de usar, afirmaron, aunque señalaron que envolver muchas papas seguirá siendo laborioso hasta la existencia de una máquina.
El nemátodo del quiste dorado según expertos, representa una amenaza mundial para este tubérculo, aunque en zonas templadas, se pueden controlar alternando el cultivo con otros.
“Es un trabajo importante”, descató el director de investigación del Centro Internacional de la Papa, Graham Thiele, quien no participó en el estudio.
Sin embargo, «todavía queda mucho por hacer para que sea una solución en la vida real para los agricultores de África oriental», advirtió.
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