«Somalia es físicamente débil, aguada por una espiral de violencia. Pero el país es mentalmente fuerte», expresó en una entrevista con Nation.Africa, que reproducen este martes varios periódicos locales.
Ahmed, un exfuncionario de la Autoridad Intergubernamental sobre el Desarrollo (IGAD), explicó que los problemas actuales y pasados de Somalia se basan en que intenta reinventar la rueda.
Los desafíos de seguridad tienen soluciones locales que los líderes han pasado por alto, añadió sin ofrecer otros detalles.
«Somalia carece de memoria institucional en el Gobierno, por lo que debemos escuchar más a nuestros mayores. Para reconciliar a nuestro pueblo, debemos fijarnos en nuestra fuerza mental, que reside en nuestros ancianos. Ellos saben cómo resolver las diferencias», subrayó.
Aunque Ahmed aspira a la presidencia lo cierto es que los comicios presidenciales todavía no tienen fecha marcada.
La justa para el Parlamento Federal de Somalia (bicameral) ahora tiene plazo de cierre el día 15, después de incumplir el límite del 25 de febrero y antes el de diciembre de 2021.
La culminación de la cita con las urnas conllevará a la elección de otro jefe de Estado, toda vez que el mandato de Mohamed Abdullahi «Farmajo» terminó en abril del año pasado sin que se escogiera a su sucesor.
Somalia vive en la inestabilidad política desde el derrocamiento en 1991 del ya fallecido presidente Mohamed Siad Barre.
Grupos extremistas armados actúan prácticamente sin control en zonas rurales del centro y sur del país, y unido a ello, Farmajo y el primer ministro Mohamed Hussein Roble viven en permanentes polos opuestos.
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