Por Marta Denis Valle
historiadora, periodista y colaboradora de Prensa Latina
La nave transportaba fusiles, granadas y balas, comprados a la industria nacional belga por el Gobierno Revolucionario de Cuba para enfrentar las crecientes agresiones de la Agencia Central de Inteligencia (CIA).
Tanto en el buque como el muelle aledaño, se encontraban numerosos trabajadores portuarios, soldados y personal de auxilio.
La primera detonación ocurrió alrededor de las 3:10 p.m. y el sonido atroz se escuchó en gran parte de la capital; era hasta ese momento una tarde tranquila tras una mañana lluviosa, invernal y apacible.
De inmediato acudieron al sitio autoridades cubanas y socorristas, soldados del Ejército Rebelde, integrantes de la Policía Nacional Revolucionaria, bomberos y pueblo en general.
Una segunda tuvo lugar cuando se prestaba ayuda y empezaba el auxilio a los heridos y el rescate de los cadáveres mutilados; la pérdida de más vidas enlutó al pueblo cubano.
Más tarde se conoció que hubo 101 muertos, entre ellos seis marinos franceses, y centenares de heridos o lesionados, decenas de ellos incapacitados de por vida; numerosas viudas y más de 80 huérfanos.
Las manos asesinas sabotearon el cargamento de tal forma que se produjera un estallido mientras se realizaban las operaciones de descarga y el segundo viniera en el momento en que se prestaba auxilio a las primeras víctimas.
Se trató de un sabotaje preparado en el punto de embarque por agentes al servicio de Estados Unidos para impedir la llegada a Cuba de un cargamento de armamentos y municiones.
Con anterioridad, había llegado a Cuba un informe sobre los esfuerzos del cónsul estadounidense en Amberes, Bélgica, para impedir el envío, como explicó al siguiente día el entonces primer ministro Fidel Castro durante el emotivo sepelio de las víctimas.
Las agresiones estadounidenses y de elementos contrarrevolucionarios se manifestaron luego del triunfo de la Revolución Cubana, el 1 de enero de 1959.
En octubre de 1959 fue disuelto totalmente el aparato militar batistiano y creados el Ministerio de las Fuerzas Armadas Revolucionarias y las Milicias Revolucionarias.
El líder de la Revolución Cubana Fidel Castro proclamó entonces el entrenamiento militar al pueblo para la defensa del país.
UN DIA DESPUES DEL CRIMEN
Indignación y dolor provocó a su paso la larga fila de vehículos mortuorios por la Avenida 23 hacia el Cementerio de Colón.
En la despedida del duelo el líder cubano señaló: Tenemos derecho a pensar que entre los interesados en que no llegaran a Cuba esos armamentos hay que buscar a los causantes de las vidas humanas que se perdieron en la tarde de ayer.
“Quien haya visto escenas como las de ayer, quien sepa de un pueblo tan digno y tan viril y tan generoso y tan honesto como el nuestro, tiene derecho a saber que es un pueblo que se defenderá de cualquier agresión”, expresó.
Rememoró pasajes de la historia cubana con la disyuntiva de la libertad y la muerte; solo que ahora, dijo, libertad quiere decir algo más todavía, quiere decir patria; y la disyuntiva sería: ¡Patria o Muerte!
Rodeado de pueblo, en ese momento Fidel Castro pronunció por primera vez esa histórica frase, ¡Patria o Muerte!, que desde entonces acompaña al pueblo cubano en la defensa de sus conquistas sociales, independencia y soberanía.
Las investigaciones realizadas por peritos belgas descartaron cualquier casualidad o negligencia en la descarga. Para corroborar esa conclusión, algunas cajas de granadas fueron lanzadas desde aviones cubanos, a gran altura, y no estallaron.
rmh/mdv