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Cuba, EEUU y la respuesta a un síndrome que nunca existió

Síndrome de La Habana
La Habana, 4 mar (Prensa Latina) A casi cinco años de suspender servicios consulares bajo el pretexto del llamado “Síndrome de La Habana”, la embajada de Estados Unidos en Cuba está en preparativos hoy para emitir visas de manera limitada y paulatina.

El anuncio, esperado por ciudadanos a ambos lados del estrecho de la Florida, ocurrió luego de años en que la teoría de “ataques acústicos” causantes de alegados “incidentes de salud” a diplomáticos estadounidenses en esta capital, nunca probada por la ciencia, pusiera en pausa la entrega de visado.

Bajo el mandato del republicano Donald Trump (2017-2021), la legación redujo su personal al mínimo en septiembre de 2017 con el argumento de las misteriosas “agresiones sónicas”, aun cuando Cuba desde el principio negó ataque alguno y mantuvo la voluntad de cooperar en las investigaciones.

En este tiempo, expertos de ambos países apuntaron que las evidencias científicas desmentían los supuestos ataques y un informe de la Agencia Central de Inteligencia descartó que los presuntos incidentes de salud fueran resultado de una operación de potencias extranjeras.

También, desde 2018, el Buró Federal de Investigaciones en Washington reconoció no encontrar pruebas sobre los casos reportados por el personal diplomático, tras meses de indagaciones y cuatro viajes a La Habana.

De acuerdo con el Ministerio del Interior de Cuba, tampoco existieron evidencias criminalísticas del suceso, lo cual coincide con las pesquisas policiales de Estados Unidos y Canadá, que no lograron explicar de manera concluyente los descritos mareos, visión borrosa, pérdida de memoria y dificultades para la concentración.

Con argumentos adicionales, un informe desclasificado del Departamento de Estado norteamericano, escrito por el grupo asesor Jason, una junta científica de élite, argumentó como poco probable que los motivos de los aludidos sucesos fueran microondas o rayos de ultrasonido y sí, seguramente, grillos.

De hecho, en octubre del pasado año el Gobierno norteamericano recibió críticas por ocultar información sobre los incidentes de salud, ante una comunidad científica categórica en que ninguna forma de energía conocida puede causar selectivamente daños cerebrales con una precisión similar a un haz de láser.

Para el director general del Centro de Neurociencias de Cuba, Mitchel Valdés-Sosa, la denominación del “Síndrome de La Habana” es absurda, y quienes emplean el término buscan lograr una asociación negativa y hacer daño a las relaciones entre los dos países.

Autoridades de la mayor de las Antillas denunciaron que en realidad la acusación fue parte de una operación política para revertir avances en los vínculos entre Cuba y Estados Unidos dados durante la administración de Barack Obama (2009-2017).

Por ello no sorprende que, incluso cuando la Casa Blanca aseguró que ocurrieron incidentes similares en lugares tan diferentes como India, Rusia, Vietnam y hasta en Washington, solo hubo represalias contra Cuba.

Sin un arma definitiva, motivación o autores ante la acusación, la embajada aquí fue testigo de la suspensión del programa de reunificación familiar y el otorgamiento de visado, aspectos que directamente afectaron a ciudadanos de ambos países y no al Ejecutivo antillano como pretendía la retórica norteamericana.

Además, si bien en los acuerdos migratorios de 1984 Estados Unidos se comprometió a conceder 20 mil visas anuales, en los últimos años solo entregó unas cuatro mil cada año, según el Ministerio de Relaciones Exteriores caribeño.

¿Consecuencias? Los cubanos desde 2017 están obligados a ir a terceros países para todos sus trámites, lo que aumenta los costos y sin certeza de una aprobación, y hay quienes apuestan por una migración irregular por aire, tierra o mar que pone en peligros las vidas.

Ahora, sin disculpas al Gobierno de Cuba por acusaciones infundadas, el encargado de Negocios de la legación norteamericana aquí, Timothy Zúñiga-Brown, asegura que les “es muy grato” anunciar que la misión diplomática iniciará la reanudación limitada de algunos servicios de visado.

Todo ello, “como parte de una expansión paulatina de las funciones de la embajada” y sin anunciar una fecha específica, aunque el consulado solo programará citas para aquellas personas que hayan presentado su documentación completa.

Mientras ese momento llega, la representación de la Washington en Guyana continuará siendo el principal lugar de procesamiento para los solicitantes cubanos, que vieron durante casi cinco años cómo una histeria colectiva por el supuesto “síndrome” puso en pausa el reencuentro con sus seres queridos.

rgh/ool/cgc

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