En la presentación vespertina, fueron cientos los santiagueros que no se dejaron seducir por el juego de pelota entre Industriales y Santiago de Cuba, un clásico del deporte nacional, y optaron por disfrutar de Coppelia, otro clásico, pero de la danza mundial.
Desde el jueves 4, con el comienzo de esta breve temporada, las lluvias también intentaron entorpecer la presencia en el coliseo local, al casi coincidir con el inicio del programa y dificultar el acceso de familias y otros espectadores al encuentro con el colectivo encabezado por Viengsay Valdés.
De tal manera, valió la pena con creces el empeño del BNC y de las autoridades en esta provincia para propiciar el cambio brusco debido a una rotura imprevista en un teatro en una programación planificada para La Habana y después de intensos meses de preparación.
Los jóvenes bailarines imprimieron su energía vital, gracia y frescura a la puesta que ya de por sí las tiene y el público, en una sala principal virtualmente llena, premió con aplausos y ovaciones, en ese emotivo toma y daca que caracteriza al arte de calidad.
En la noche transcurrió el último espectáculo, que durante sus tres actos mostró la vigencia de un ballet que integra el repertorio del BNC desde su fundación en 1948, con coreografía de Alicia Alonso.
Sobre la original de Arthur Saint León, la versión de Marius Petipa y la música de Leo Delibes, Coppelia recrea un cuento de E.T.A.Hoffmann, bajo la dirección general de Viengsay Valdés, diseño de escenografía y vestuario de Ricardo Reymena y diseño de luces de Ignacio Argüelles.
Se trata de una de las más famosas obras tradicionales del ballet, estrenada el 25 de mayo de 1870 en la Opera de París que con la versión coreográfica de la prima ballerina assoluta Alicia Alonso alcanzó notables cotas de perfección, al cabo de años de un minucioso trabajo que cuida la coherencia narrativa.
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