Alcanzado el 5 de marzo de 1978, aquel éxito contra la ocupación somalí fue definitivo para restablecer la frontera y salvaguardar la soberanía del país.
El aporte de los cubanos resultó determinante para derrotar la agresión que inició Somalia en julio de 1977, con el objetivo de anexarse territorios de habla somalí en este país.
La representación diplomática de Cuba, médicos internacionalistas, cubanos residentes aquí y etíopes formados en el país antillano iniciaron la evocación en el parque Amistad Etiopía-Cuba, junto a centenares de ciudadanos que concurrieron a la solemnidad.
Popularmente nominado Monumento Tiglachin (Nuestra Lucha, en amárico), el emplazamiento fue escenario de loas de agradecimiento a la colaboración cubana por parte de funcionarios gubernamentales, veteranos y mutilados de la guerra, militares activos y centenares de etíopes que también participaron.
Como principal orador ofició el embajador de Cuba en esta capital, Jorge Lefebre, quien, entre otros temas, destacó la importancia de “este capítulo del internacionalismo cubano” y relató que la ayuda sobrevino “en respuesta a una solicitud del gobierno etíope”.
Asimismo, comentó que el sacrificio de los soldados cubanos se convirtió en cimiento de hermandad y solidaridad entre los pueblos de ambos países, y provocó una ovación, además del grito “Etiopía brilló en Karramara como en Adwa”, entre diferentes vítores.
La Victoria de Adwa (1896) contra la ambición de Italia es considerada una conquista militar honorable, ejemplo de patriotismo y un triunfo diplomático, porque las potencias colonialistas reconocieron a Etiopía.
En la ceremonia, resultó particularmente emocionante el depósito de ofrendas florales al pie de dos murales que muestran retratos impresos en placas de bronce de los 163 combatientes cubanos caídos durante la Guerra del Ogadén, como es conocida también la confrontación contra la invasión somalí. Incluso tras concluir oficialmente la recordación, varios oradores también resaltaron la importancia de la Victoria de Karramara y las manifestaciones de respeto a los caídos, más la admiración por el altruismo cubano, colmaron la tarde.
Mientras, la brigada médica, residentes cubanos y etiocubanos (etíopes formados en Cuba) extendieron sus respetos con breves ceremonias en otros puntos de la ciudad y, cuando apenas comenzaba este domingo, terminaron la jornada de conmemoración con la entonación del Himno de Bayamo.
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