En la más reciente etapa los principales impactos en estas esferas se manifestaron en la imposibilidad de entidades cubanas de acceder a tecnologías y espacios de participación y el incremento de los costos por el encarecimiento de fletes en mercados más lejanos.
Una nota informativa de la Misión Permanente de Cuba ante las Naciones Unidas señaló que el bloqueo impide a Cuba acceder a varios de los principales servidores de videoconferencia como Zoom, Skype y Cisco, por lo que universidades, profesores y estudiantes se vieron imposibilitados de participar en varios foros internacionales.
La negativa o demora por parte de los Estados Unidos para el otorgamiento de los visados correspondientes dificulta la asistencia de los deportistas cubanos en eventos como ocurrió con el equipo masculino de baloncesto que no pudo asistir al clasificatorio para la Copa América 2022, celebrado en Puerto Rico.
La comercialización de la música cubana con clientes estadounidenses está sujeta a pagos a través de terceros, lo que encarece las operaciones y reduce los ingresos percibidos por la parte cubana, además el efecto disuasorio e intimidador de estas medidas coercitivas dificulta la presencia de estos productos culturales en nuevos mercados.
Los realizadores cinematográficos cubanos están obligados a asociarse con coproductores extranjeros para adquirir las licencias correspondientes de la tecnología desarrollada por la empresa estadounidense DOLBY, crucial para la inserción internacional de las obras audiovisuales.
Este año se cumplieron seis décadas de la institucionalización del bloqueo estadounidense que constituye el conjunto de medidas coercitivas más amplio y de mayor data contra una nación en la historia contemporánea.
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