La acción tuvo el propósito de desconcertar al régimen con el ajusticiamiento del dictador Fulgencio Batista, quien había usurpado el poder en 1952 a través de un golpe de estado.
Una vez logrado ese objetivo, entregarían las armas de la guarnición del Palacio al pueblo, el cual sería convocado por medio de la emisora radial a tomar otros puntos de la ciudad como el Cuartel Maestre y estaciones de la Policía hasta dominar la capital.
Ese día, unos 50 jóvenes lograron entrar al antiguo Palacio Presidencial en medio de fuertes combates que ocasionaron numerosas bajas entre los asaltantes, pero el dictador escapó por una escalera interna, anexa a su oficina.
Tras tomar Radio Reloj, el líder estudiantil de 24 años, José Antonio Echeverría, quien comandó las acciones, se dirigió a la Universidad de La Habana donde fue interceptado por una patrulla policial y ametrallado en desigual combate.
De acuerdo con el líder histórico de la Revolución cubana, Fidel Castro, el asalto al Palacio Presidencial fue “una operación bien organizada, un acto de extraordinaria audacia y valentía, en el que también hubo fallos e imponderables”.
Pese a no haber logrado su objetivo, las acciones del 13 de marzo de 1957 conmocionaron la conciencia de la población y evidenciaron la pertinencia de la acción revolucionaria para combatir a la tiranía batistiana.
La sangrienta persecución de sus protagonistas reafirmó ante la opinión pública la naturaleza criminal del régimen batistiano, derrocado el 1 de enero de 1959.
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