En su mensaje anual a la nación, el mandatario precisó que la iniciativa busca garantizar el equilibrio óptimo de las instituciones, así como contribuir al desarrollo sostenible de la nación centroasiática.
«El país necesita cambiar su modelo político. Ante todo, urge concluir la transición de una forma de gobierno superpresidencialista a una república presidencialista con un Parlamento fuerte», proclamó el líder kazajo.
Tokáev insistió en que la medida elevará la competencia política y establecerá las mismas condiciones para todos los partidos.
Asimismo, planteó que como muestra de la responsabilidad del presidente en la igualdad de oportunidades para todos los ciudadanos, dentro de la restructuración está previsto impedir que los parientes cercanos del jefe de Estado ocupen cargos políticos, o sean nombrados en cargos en el sector cuasiestatal.
En ese sentido, argumentó que una lección importante tras los disturbios de enero es cómo la concentración de poderes en manos del más alto funcionario estatal del país aumenta injustificadamente la influencia de personas cercanas a él y de grupos financiero-oligárquicos. “Y así perciben el estado como un feudo personal”.
Entre otras iniciativas, el dignatario sugirió instituir el Tribunal Constitucional como un «paso importante en la construcción de un Estado justo y de derecho».
Tokáev incluyó además, en sus propuestas un nuevo procedimiento para la formación de órganos representativos, la redistribución del poder en diferentes niveles, un sistema anticorrupción y cambios en la división administrativo-territorial de la república.
Al respecto, agregó que las amplias reformas que propuso requerirían más de 30 cambios en la Constitución y adoptar más de 20 nuevas leyes para fin de año.
Kazajastán vivió en los primeros días de enero una situación de crisis social y política, provocadas en un principio por el aumento del precio del gas licuado.
Las manifestaciones se convirtieron en disturbios, acompañados de hechos vandálicos, sabotajes y acciones contra el orden institucional, con ataques a policías, militares y autoridades en muchas ciudades del país, principalmente en Almaty.
La situación se estabilizó el 7 de enero, luego de la llegada al país del contingente de paz de la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva, ayuda solicitada por el presidente kazajo, Kasym-Zhomart Tokáyev, tras lo cual se levantó el estado de emergencia nacional.
Según la Fiscalía General, a causa de los disturbios 225 personas perdieron la vida y más de cuatro mil 500 resultaron heridas, mientras los daños materiales están valorados entre dos mil y tres mil millones de dólares.
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