Una conferencia sobre ese tema, a cargo del crítico Joaquín Borges Triana, es una de las aproximaciones que en la primera jornada de las sesiones teóricas develará evocaciones y trascendencias de ese hito de la música cubana.
La emblemática Casa de la Trova, el parque Céspedes y la biblioteca provincial Elvira Cape, situados en pleno corazón urbano, son ámbitos principales del encuentro, cuyo comité organizador encabeza el trovador Eduardo Sosa.
También se suma el Museo de la Música Pablo Hernández Balaguer, una institución inaugurada hace casi seis años en la Avenida de Manduley para responder al reclamo patrimonial y de promoción de una urbe declarada por la Unesco en noviembre último como creativa en esa manifestación artística.
En ese centro se mostrarán valiosas partituras donadas por el periodista Lino Betancourt, quien al fallecer en el 2018 dejó un legado de hallazgos y descubrimientos relacionados con el panorama sonoro en el país y fuera presencia habitual en estos festivales.
Con la participación de los cantores José Aquiles, Augusto Blanca y Xiomara Vidal se desarrollará el panel La Nueva Trova: cartografía de un movimiento, además del momento lírico Silvio, te debo esta canción, con los poetas Reinaldo García, Teresa Melo y León Estrada.
Otros acercamientos teóricos tendrán lugar acerca de los vínculos de la trova con la radio y los audiovisuales, a partir de las experiencias de esas realizaciones y sus creadores.
Al finalizar el próximo día 19, llegará el tributo en el cementerio patrimonial de Santa Ifigenia a José (Pepe) Sánchez, el creador del primer bolero y padre de la canción trovadoresca, en el Sendero que abriga a emblemáticos creadores del más tradicional pentagrama cubano.
Con casi 60 ediciones y remontando ciclones y terremotos, incluida la actual pandemia, el evento retomará certezas expresadas por Betancourt, entre ellas la que considera a la trova como una sola, aunque se le llame vieja, nueva o novísima.
Entre sus reflexiones valen aquellas que apuntaban a los estados de ánimo como razones fundamentales de la inspiración de esos juglares, desde tiempo remotos hasta la actualidad, sea cual sea la edad.
Desde tan temprano como el siglo IX, apuntó, las motivaciones fueron el amor o el desamor, la naturaleza, los héroes, pasadas por el tamiz de las circunstancias y las vivencias de cada creador.
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