En una reunión por videoconferencia sobre el desarrollo socioeconómico de la República de Crimea y la ciudad de Sebastopol, el mandatario se refirió al impacto de las sanciones en el desarrollo de esos territorios, en los sectores bancario, comercial y en el suministro de bienes.
Comentó que el inicio de la operación militar en Ucrania, el pasado 24 de febrero, fue acompañado por un nuevo paquete de medidas de todo tipo contra el país, indicó el sitio oficial del Kremlin.
Como parte de las nuevas oportunidades, Putin citó que en este momento existen todas las condiciones para que las grandes estructuras comerciales rusas, que antes temían por las restricciones, empiecen a trabajar en esta región, “porque ahora no tienen nada que temer”.
Según el jefe de Estado, esas grandes empresas, incluidos los bancos, pueden establecerse con seguridad en la península y trabajar de manera activa en la región.
Puso de ejemplo el caso de Promsviazbank, uno de los principales bancos del país con participación 100 por ciento estatal, que ya está presente en la región. La institución debe comenzar a trabajar en Crimea lo más rápido posible, apuntó.
“Necesitamos introducir líneas de productos prometedoras, prestar a la agricultura, la construcción, el turismo y otras industrias clave para la región. Abrir oficinas y sucursales aquí, desarrollar la esencia minorista”, señaló.
En su opinión, la implementación de tales medidas se convertirá en un estímulo serio para aumentar la actividad comercial en Crimea y ampliará la cooperación con socios de otras regiones de Rusia.
Las autoridades nacionales aprobaron un grupo de disposiciones económicas y financieras para hacerle frente a las medidas aplicadas contra el país luego del inicio de la operación militar rusa en Ucrania, el pasado 24 de febrero.
Estados Unidos, Reino Unido, Canadá, Japón y los países de la Unión Europea impusieron más de dos mil 800 nuevas sanciones a Rusia, apuntando a sectores clave del comercio, las finanzas, la energía, las exportaciones, la aviación y el espacio.
Las restricciones incluyeron la desconexión parcial de bancos rusos del sistema internacional de pagos Swift, el cierre del espacio aéreo para sus aerolíneas, la paralización de las reservas internacionales del Banco Central de Rusia y el embargo a las compras de petróleo por Washington.
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