Fidel Castro recordó el reclamo realizado 15 meses y 16 días antes para la devolución del niño Elián González, retenido en el estado norteamericano de Florida sin el consentimiento de su padre.
La campaña por el regreso del pequeño de solo seis años, quien naufragó en una embarcación junto a otras personas en el intento de llegar a Estados Unidos, colmó las calles y culminó tras disputas legales y políticas con su llegada a la isla caribeña en brazos de su progenitor.
Aquella epopeya acentuó el terreno de las ideas como el fundamental en el enfrentamiento con el adversario político, a la vez que implicó una estrategia de desarrollo hacia lo interno de la sociedad, según evoca el periodista Julio García Luis en su libro La Revolución Cubana. 45 grandes momentos.
A juicio de Fidel Castro, se trató de “la movilización de masas más grande” que había conocido la historia del país y “la chispa que encendió la lucha”, pues a solo tres años de esos hechos concretaba la Revolución 150 nuevos planes sociales.
Cada nuevo programa conducía a descubrir otro, por lo cual comenzaron a ser detectados e investigados problemas como el delito, la desvinculación del estudio y el trabajo, el perfeccionamiento de la justicia social, el impulso de la cultura, explica Luis.
Y pareciera que habla en presente del plan de transformaciones que hoy implementa Cuba en barrios y comunidades vulnerables.
En su discurso aquel 31 de marzo de 2001, Fidel Castro hizo referencia a algunos de esas acciones de la Batalla de Ideas, como el surgimiento del programa televisivo Mesa Redonda y de la Universidad para Todos y la inauguración de las escuelas de Instructores de Arte.
“Nada ni nadie podrá ya detener nuestro destino, ni mediante las armas, ni por medio de la ignorancia”, dijo el líder.
Además, reforzó la resistencia de la isla ante una historia signada por el bloqueo de Estados Unidos, una invasión mercenaria, la guerra biológica, todos los métodos imaginables de subversión, cientos de intentos de descabezar el proceso político mediante el asesinato de los dirigentes, entre otras agresiones.
Más de 20 años pasaron desde su discurso y, lejos de disminuir, las medidas de asfixia económica se incrementaron en medio de la peor crisis sanitaria de los últimos años, a la vez que se combina esa estrategia con las acciones para provocar la desestabilización mediante el uso de las redes sociales como principal instrumento político.
“Los cubanos podemos sentirnos orgullosos (…) de la responsabilidad histórica adquirida por nuestro pueblo en su larga lucha por la libertad y la justicia”, subrayó Fidel Castro en aquel entonces, y son palabras que parecen escritas para las horas actuales.
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