La NDS da prioridad al desafío de China en el Indo-Pacífico, y luego al desafío de Rusia en Europa, aunque el orden no altera la ecuación planteada por Washington para “promover y salvaguardar los intereses nacionales vitales de Estados Unidos, hacer realidad y defender nuestros valores democráticos”, según un documento del Pentágono.
Los halcones hablan de la creciente amenaza que supone China, pero no hablan de sus planes de desplegar un sistema de ataque coheteril valorado en cerca de 47 mil millones de dólares en las islas del Pacifico cercanas al gigante asiático, algo que fue noticia en algunos medios de prensa en las últimas semanas.
El Departamento actuará con urgencia para mantener y reforzar la disuasión, siendo la República Popular China nuestro competidor estratégico más importante y el mayor reto, subrayó el documento.
“Rusia plantea graves amenazas, como demuestra su invasión brutal y no provocada de Ucrania. Colaboraremos con nuestros aliados y socios de la OTAN para reforzar una sólida disuasión frente a la agresión rusa”, agregó, con un enfoque que elude las acciones que ordenó la Casa Blanca para impulsar esa crisis.
El Departamento seguirá siendo capaz de gestionar otras amenazas persistentes, como las procedentes de Corea del Norte, Irán y las organizaciones extremistas violentas, señaló.
“Estados Unidos operará fuerzas, sincronizará esfuerzos más amplios del Departamento y alineará las actividades del mismo con otros instrumentos del poder nacional, para socavar formas agudas de coerción de los competidores, complicar los preparativos militares de éstos y desarrollar nuestras propias capacidades de lucha bélica junto con los Aliados y socios”, indicó.
Esto requiere una Fuerza Conjunta que sea letal, resistente, sostenible, con capacidad de supervivencia, ágil y con capacidad de respuesta, lo cual analistas entienden como una apuesta a favor de la guerra y la intervención contra otras naciones.
En una reciente valoración en la publicación canadiense Global Research, Michael Hudson, economista, consultor político, comentarista y periodista estadounidense valoró cómo Washington pone en peligro al mundo.
La guerra no es contra Rusia. La guerra no es contra Ucrania. La guerra es contra Europa y Alemania. El propósito de las sanciones es impedir que Europa y otros aliados aumenten su comercio e inversión con Rusia y China, porque Estados Unidos vio que el centro del crecimiento mundial no está en América ahora que se está desindustrializando, opinó.
Al respecto, habría que recordar que Washington trata de afianzar e impulsar las alianzas militares lideradas por la OTAN y Aukus (Australia, Reino Unido y Estados Unidos), o sea, enfocadas contra Rusia y China, respectivamente, algo que preocupa a esos países y abre interrogantes sobre lo que espera al mundo.
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