La joven da vida, dentro de la obra dirigida por Magda González Grau, a la profesora Amalia, provista, a su juicio, “de mucho amor, ternura y en una lucha constante por ser mejor persona, transmitir afectos y perdonar”, valores que, en lo personal, comparte con el personaje.
En declaraciones a Prensa Latina, García recordó que el día del casting el acercamiento entre las aspirantes a ese papel consistió en una anécdota con Orestes, uno de los estudiantes del grupo 9no 3 interpretado por Ernesto Codner y concebido desde una de las problemáticas más lacerantes de la serie.
“Para esa prueba fui, incluso, vestida como yo pensaba que lo hacía Amalia, especialmente, en las escenas vinculadas al teatro infantil. Cuando me dieron el personaje fue un regalo. Todo el proceso de grabación resultó perfecto, si bien el sacrificio mayor lo constituyó separarme de mi hijo pequeño”, confesó.
La actriz significó, en el logro de ese empeño, el apoyo de su familia; consideró la materialización de la obra audiovisual como la oportunidad de compartir con actores y un equipo de realización talentoso y sensible y mencionó entre los retos la memorización de los numerosos textos, dado su rol como docente.
“Ensayamos como si estuviéramos en el teatro, practicamos los movimientos y analizamos cada escena. Por eso a la hora de filmar, yo tenía mucha tranquilidad, confiaba en ese proceso previo y en la guía de Magda, ella tocó mi corazón. Calendario es Amalia y 9no 3, como algo inseparable”, refirió.
AMALIA, LAURA, LÍA, AMANDA…
Clarita advierte a sus personajes como señales, “alguien a quien debes asumir porque necesita ser escuchado, transmitir un mensaje o transformar una realidad” y, hasta la fecha, sus interpretaciones reflejan a “mujeres fuertes, seguras y enfrentadas a sus propios conflictos”.
Por ejemplo, Laura, su papel en la serie juvenil Mucho Ruido, deseaba ser enfermera, pero sus padres no querían y ella perseveraba en su decisión; la pintora Lía, su rol en el teleplay Los colores de la vida, defiende su preferencia por el abstraccionismo y la transformación de Amanda, en la novela Entrega.
Describe a Amalia como una muchacha de 23 años; casi a las puertas, durante su adolescencia, de una escuela de conducta como consecuencia de los apuros propios de la edad y la pérdida de su madre y, a su vez, rescatada por su profesora de la época con disciplina, amor y paciencia.
“Tras el descubrimiento de la bondad y la vocación de servir a los otros, ella decide ser maestra y comienza a impartir clases en la secundaria básica donde estudió hace una década y al grupo más difícil. Tiene tanta luz y esa es su principal diferencia con el resto de mis personajes”, reveló.
Uno de los secretos en la preparación de sus papeles es la elaboración de biografías: “lo creo muy necesario, aunque nadie se entere”; si bien, en el caso de Calendario, cada uno de los actores leyó la semblanza, alegrías, tristezas e historia pasada correspondiente a su rol.
También regresa necesariamente al director escénico y pedagogo teatral ruso Konstantín Stanislavski y a las respuestas a preguntas como ¿de dónde vengo?, ¿qué hago?, ¿a dónde voy?, ¿qué quiero defender? y ¿cuál es el objetivo?, en cada una de las secuencias de las obras.
“Quiero que cada uno de mis trabajos partan de la siguiente pauta: soy yo, Clarita, con lo que puedo ofrecer, estudio y entiendo los papeles y me dejo guiar por el director. Actuar parece simple, pero no lo es”, afirmó la actriz, quien interviene además en la más reciente película de Alejandro Gil, AM-PM.
En ese filme, con guion de Amílcar Salatti, Clarita personifica a una vendedora de pescado sui generis que llega a un edificio para comercializar su producto, consigue la unión de dos personas y, por los misterios propios del personaje, el público no advierte cuáles son sus pasos.
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