“Vive rápido, muere joven”, parecería el mantra de muchas leyendas del género que nos dejaron demasiado pronto. Hawkins tenía 50 años de edad y una vitalidad contagiosa, al punto que era, junto al gran Dave Grohl, el rostro de una de las bandas más representativas del siglo XXI, responsable de clásicos como Learn to Fly (Aprender a volar).
Y vaya si voló. Hawkins fue baterista de Alanis Morissette en los años de gloria de la canadiense, y lo dejó todo para recalar en el grupo creado por Grohl tras la disolución de Nirvana por el suicidio de Kurt Cobain.
Su llegada hizo más fácil para el buen Dave olvidarse de la batería y concentrarse en ser el “frontman” de los Foo.
Ambos iniciaron una fructífera colaboración musical, que forjó además una amistad a prueba de balas. Hace apenas una semana, en su último concierto, en el Lollapalooza de Argentina, Dave llamó a Taylor “el mejor baterista del mundo”, y este respondió que si no fuera por el exNirvana estaría “repartiendo pizza”. Eran hermanos en las buenas, en las malas y en la música.
Aparte de su papel en Foo Fighters, también lideró el proyecto paralelo Taylor Hawkins and the Coattail Riders, y en 2021 se unió a Dave Navarro y Chris Haney, de Jane’s Addiction, para formar la superbanda NHC, que recién en febrero pasado lanzó su álbum debut, Intakes & Outtakes. Era, sin dudas, un tipo talentoso y muy querido.
Por ejemplo, leyendas del rock como Roger Taylor, baterista de Queen, y Jimmy Page, guitarrista de Led Zeppelin, le rindieron tributo.
“Fue muy bueno tocar con él. Lo admiraba de verdad y era un músico brillante: su técnica, su energía y su animado entusiasmo”, escribió Page, quien sabe perfectamente lo que están sufriendo sus amigos.
Ocurre que Led Zeppelin decidió disolverse tras la inesperada muerte de su baterista, John “Bonzo” Bonham, el 25 de septiembre de 1980. Algo similar le ocurrió a The Who, que perdió al espectacular Keith Moon el 7 de septiembre de 1978 tras ingerir una sobredosis de medicamentos mezclada con alcohol y otras drogas.
De momento, prima el dolor, pero eventualmente tocará pensar en el futuro de unos Foo Fighters sin Taylor Hawkins.
Grohl supo reinventarse tras la muerte de Cobain, pero a los 53 años le será un poco más complicado hacerlo. Quizás encuentre, eso sí, algo de inspiración en las canciones trepidantes y vigorosas que interpretaron juntos durante un cuarto de siglo y que invitaban a aprender a volar alto, muy alto.
(Tomado de Orbe)