La autenticidad de los manuscritos fue comprobada por un equipo de expertos entre los que se halla Jim Secord, profesor emérito de historia y filosofía de la ciencia de la institución académica.
«Darwin usa diferentes tipos de tinta en los cuadernos. Por ejemplo, en la famosa página del árbol de la vida, hay tanto una tinta marrón como una gris. Ese tipo de cambios son bastante difíciles de falsificar de manera convincente», refirió a la cadena de noticias BBC.
Las obras fueron halladas en el suelo envueltos en una bolsa de papel de regalo, en un espacio abierto al público de la biblioteca con una nota que decía “Bibliotecaria Felices Pascuas X”.
La última vez que se vieron los manuscritos, valuados en millones de dólares, fue en noviembre de 2000 tras una solicitud interna para ser fotografiados.
Sin embargo, la desaparición de estos no fue advertida hasta dos meses más tarde y la búsqueda dentro de la institución se extendió por varios años.
Finalmente, en 2020, se notificó a la Policía de la falta de los ejemplares.
Los cuadernos fueron escritos a fines de la década de 1830, tras uno de los viajes del científico a las Islas Galápagos, un archipiélago volcánico en el océano Pacífico y a unos mil kilómetros (km) de la costa de Ecuador.
En una de sus páginas esbozó la pintura de un árbol que, según entendidos, lo inspiró a crear su teoría de la evolución, y se convertiría décadas más tarde en una hipótesis central de su trabajo Sobre el origen de las especies.
«La teoría de la selección natural y la evolución es probablemente la teoría más importante en las ciencias de la vida y el medioambiente de la Tierra, y estos son los cuadernos en los que se compuso esa teoría», remarcó Secord.
Si bien la investigación con la finalidad de determinar la identidad del ladrón sigue abierta, que el hallazgo de las obras aconteciera en un sitio donde no hay sin circuito cerrado de televisión constituye un inconveniente.
En tanto se devela el misterio, los manuscritos se restituyeron a la colección de la biblioteca, que atesora, además, 10 millones de libros, mapas y manuscritos distribuidos a lo largo de 200 km de estantes.
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