El juez Victor Yeo declaró que esuvo de acuerdo con la fiscalía en que el delito implicaba un elemento de demostración de hostilidad religiosa hacia los musulmanes.
De esta manera, Andrew Gosling fue condenado por lanzar una botella de vino a un grupo de personas dos pisos más abajo, que golpeó a un hombre de 73 años y le causó la muerte en 2019.
La botella rebotó e hirió también en el hombro a la esposa del anciano, identificados ambos como musulmanes de etnia malaya.
Este tipo de delitos podría socavar gravemente la armonía racial y religiosa de Singapur, por lo que no deben ser tolerados y deben ser tratados con firmeza, sostuvo Yeo.
Gosling admitió durante la investigación que estaba «enfadado y molesto» por los atentados de militantes islámicos en Bali y Melbourne en los que murieron muchos australianos.
Los fiscales dijeron que el agresor, que tenía 49 años en el momento del crimen, se dio a la fuga, gritando «vulgaridades con carga religiosa» contra los musulmanes.
Singapur es un país multirracial de 5,5 millones de habitantes, de los cuales alrededor del 16 por ciento son musulmanes, con comunidades budistas y cristianas más numerosas.
Tiene una población predominantemente china con importantes minorías malayas e indias, según el censo de 2020.
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