En el país rige desde la medianoche del viernes el “silencio electoral”, por lo que los aspirantes al Palacio del Elíseo no podrán realizar campaña, lo cual se traduce en la prohibición de envío de propaganda, ya sea por correo, teléfono o a través de Internet.
Tampoco podrán desarrollar reuniones públicas, en un período de reserva que culminará mañana a las 20:00, hora local, para cuando se esperan los primeros resultados de unos comicios que tienen como favoritos al presidente Emmanuel Macron, la representante de la extrema derecha Marine Le Pen y el líder de La Francia Insumisa, Jean-Luc Mélenchon.
Durante la etapa de silencio estará prohibida la difusión de encuestas y de entrevistas a candidatos, y en caso de violación de la ley de julio de 1977, los medios de prensa enfrentarían una multa de hasta 75 mil euros.
Según el Consejo Constitucional, la reserva electoral busca garantizar la seguridad del sufragio y evitar cualquier presión sobre los votantes, en aras de que estos tengan tiempo para la reflexión antes de ejercer su derecho.
Las principales empresas encuestadoras, entre ellas el Instituto Francés de Opinión Pública (IFOP), Ipsos-Sopra Steria, Harris Interactive y Elabe, se comprometieron a no ejecutar mañana sondeos a boca de urnas hasta el cierre de las mesas de votación.
El electorado situó la pérdida del poder adquisitivo y la seguridad ciudadana entre sus mayores preocupaciones para las presidenciales, que tendrán lugar con una proyección de un elevado abstencionismo, en torno al 28 por ciento, cercano al récord histórico de ausencia al voto, que data de dos décadas con un 28,4.
Los dos candidatos más votados el domingo pasarán al balotaje del 24 de abril, un lustro después de que Macron se impusiera con holgura a Le Pen en esa instancia.
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