Los millones de años de evolución que dieron forma a los circuitos del cerebro de las personas optimizaron el sistema para el reconocimiento facial, detallaron los miembros del Instituto McGovern para la Investigación del Cerebro del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT).
“La solución es segregar el procesamiento de rostros del de objetos”, explicó Katharina Dobs, quien dirigió la investigación como posdoctorado en el laboratorio de Nancy Kanwisher, profesora Walter A. Rosenblith de Neurociencia Cognitiva en el MIT.
La red de inteligencia artificial hizo lo mismo, aseguró y “esa era la solución prevista en la hipótesis que encontraría cualquier sistema entrenado para reconocer rostros y categorizar objetos”, agregó.
Dos formas completamente diferentes descubrieron que resulta una buena solución, si no la mejor, algo que se siente muy profundo, aseguró la experta.
Hace más de 20 años, Kanwisher y sus colegas hallaron un pequeño punto en el lóbulo temporal del cerebro que responde específicamente a las caras y lo llamaron área fusiforme.
Es una de las muchas del cerebro dedicadas a tareas puntuales, como la detección de palabras escritas, la percepción de canciones vocales y la comprensión del lenguaje, subrayaron.
Fue emocionante ver partes separadas para el reconocimiento de rostros y objetos, contó Kanwisher.
Ahora -según el texto- usan las redes neuronales profundas para hacer nuevas preguntas sobre por qué otras funciones cerebrales están organizadas de la forma en que lo están.
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