El calendario de su vida sumaba 53 años cuando el corazón -ese órgano que figurativamente sacó a flote en decenas de combates- dejó de latir en esta madrugada dominical, tal vez a la misma velocidad de sus acciones en los tatamis durante el epílogo del siglo XX.
Nacida el 12 de noviembre de 1967 en la ciudad oriental de Palma Soriano, Rodríguez fue un manojo de virtuosismo y el poder de su kumi kata abrió el camino de una generación dorada, al convertirse en la primera mujer campeona universal de la isla en el arte marcial creado por el maestro Jigoro Kano.
Con el físico perfecto para encarar la entonces categoría de más de 72 kilogramos, la caribeña venció a todas sus rivales e hizo suyo el título de la división abierta en la lid de Belgrado 1989, bajo la guía del entrenador Ronaldo Veitía.
Quiso el destino que se le escapara en par de ocasiones la medalla de oro en Juegos Olímpicos, pues cedió en las finales de Barcelona 1992 y Atlanta 1996, en medio de las expectativas de un pueblo capaz de seguir sus movimientos y tragar en seco el dolor de las derrotas.
Empero, esos instantes nunca minimizaron un palmarés que incluye, además, otros dos premios en certámenes del orbe y cuatro en Juegos Panamericanos, los cuales la condujeron hacia el Salón de la Fama de la Confederación continental de la disciplina.
Más allá de sus logros como atleta, la exjudoca merece el homenaje humano, porque quienes tuvieron el honor de conocerla ensalzan su sencillez a prueba de ippones, personalidad y los oportunos consejos -sin importar horarios o lugares-, pese a luchar contra afecciones por diabetes que menoscababan su salud.
Un paro cardíaco dinamitó su existencia en el hospital Clínico Quirúrgico Joaquín Albarrán, de esta capital, pero no así la grandeza de quien por ganar, ganó casi todo, y dejó un legado imborrable entre los suyos, al punto de considerarla, desde hoy, como otra inmortal del deporte.
El judo está de luto: una de sus estrellas dijo adiós, sin esa última despedida capaz de recordarle lo que significará para Cuba y la familia del arte marcial que supo defender con la clase de los elegidos.
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